El primer ultrasonido puede realizarse a partir de la quinta semana para determinar la evolución del embarazo. fuente externa
Durante el embarazo es común que se quiera seguir de cerca el desarrollo del bebé mediante ultrasonidos. Llevar un registro de su estado de salud en general, conocer sus facciones.
María Isabel Rodríguez Braga, radióloga de los Centros de Diagnóstico y Medicina Avanzada y de Conferencias Médicas y Telemedicina (Cedimat), dice que actualmente los criterios de la Federación Mundial de Ginecología y Obstetricia (FIGO) y la Organización Mundial de Medicina Perinatal (WAMP), establecen que todo embarazo debe ser vigilado al menos con cuatro estudios de segunda generación, a menos que existan condiciones que alteran su evolución normal, en este caso se realizarían más.
Destaca que estas evaluaciones deben ser realizadas por personal calificado de medicina materno fetal.
Ecografía precoz
La doctora explica que el primer ultrasonido puede realizarse a partir de la quinta semana, cuando ya es posible visualizar el saco gestacional, primera estructura identificable de un embarazo, ya que existen embarazos anembrionados, es decir, sin embrión dentro y por ende no progresivos.
También es posible confirmar que sea intrauterino y no ectópico, visualizar los latidos del feto, identificar un embarazo gemelar, valorar presencia de hematomas, muy frecuentes al inicio y estimar la edad gestacional. Antes de la cuarta semana es inútil hacer el ultrasonido, ya que no es capaz de identificar señal de gestación.
Sonografía genética
Rodríguez explica que este tipo de ultrasonido es un esquema estandarizado para la evaluación sistemática del bebé. Su principal objetivo es detectar pequeños marcadores que pueden sugerir, precozmente, la presencia de anomalías cromosómicas, físicas y algunos síndromes genéticos.
“Esto ha demostrado ser uno de los mejores momentos para detectar problemas fetales. De hecho, es el periodo donde existe la mayor capacidad conocida de detección de Síndrome de Down (Trisomía 21) con tasas que superan el 80%”, explica.
Destaca que en estas semanas es posible ver la translucencia nucal, en la cual se valora la cantidad de líquido presente en la nuca del feto.
Los estudios demuestran que los fetos con anomalías cromosómicas, malformaciones fetales y síndromes genéticos suelen tener mayor cantidad de líquido en esta región, haciendo que la nuca parezca más ancha.
Además, se valora el hueso nasal, el cual puede estar ausente en trisomías 21,18 y 13 en un 60%, 50% y 40% de los casos respectivamente.
Morfología fetal
La especialista explica que este es el momento ideal para realizar la ecografía estructural que permitirá valorar toda la anatomía del bebé.
Se realiza un examen detallado de toda su morfología, órgano por órgano, que ofrece la posibilidad de diagnosticar anomalías en su desarrollo, por lo tanto, en esta ecografía se pueden diagnosticar gran parte de malformaciones que pueda presentar.
Destaca que se observarán las características de la placenta y líquido amniótico y se podrá confirmar la edad gestacional de acuerdo a biometría fetal y mediante estos parámetros, evaluar el crecimiento.
También es posible descartar malformaciones como: hidrocefalia, labio leporino, malformaciones cardíacas, espina bífida, malformaciones pulmonares, intestinales, genitourinarias, de la pared abdominal y esquelética.
En forma sistemática se evalúa el cráneo y cerebro del bebé. Se examinan la cara, ojos, nariz, labios y el perfil.
En el tórax se evalúa la ubicación del corazón, el aspecto de los pulmones y las principales conexiones intracardíacas.
A nivel del abdomen, se estudia el estómago, los riñones, la vejiga y el aspecto del hígado e intestino. Se evalúan también la columna vertebral, la pared abdominal y las extremidades fetales.
Perfil biofísico
El perfil biofísico del feto es el resultado de una combinación de marcadores a los cuales se le otorgan puntuaciones de 0 o 2 a cada uno para un total de 10, mediante los cuales se analizan los movimientos fetales, la respiración, la reactividad cardíaca, el tono muscular o el movimiento, entre otros.
Con todos los datos obtenidos se configura el perfil biofísico fetal y si da un valor bajo indica que hay que preocuparse porque algo no va bien y quizás hay que inducir el parto o realizar una cesárea”, advierte Rodríguez.
Sonografía 3D
El mejor momento para realizarla es entre las semanas 25 y 34 cuando el bebé es lo suficientemente grande y posee desarrollo adiposo adecuado para mostrar sus facciones casi como será al momento de nacer, pero no es tan grande como para pegarse de las paredes uterinas que imposibiliten visualizar su rostro.
“En Cedimat contamos con equipos para realizar sonografías 3D y 4D High Definition, siendo la tecnología más avanzada para dicho estudio”, concluye.
Determinación del sexo
Es algo muy buscado por los padres en cada sonografía. El mayor índice de resultados falsos se ubica por debajo de las 15 semanas.
Se debe valorar el tubérculo genital, el cual se desarrolla a las 13 semanas y dependiendo si esta vertical u horizontal, sugiere sexo. Sin embargo, no es hasta las 17 semanas que la diferenciación es obvia, por lo cual es más fiable esperar para determinar el sexo.