Santo Domingo. – Un nuevo estudio ha hecho resonar las alarmas en resistencia de las infecciones a los medicamentos, puntualizando que más de un millón personas muere cada año como resultado de la resistencia a los antimicrobianos (RAM) y en el 2050 el escenario será peor.
«Estimamos 39,1 millones de muertes directamente atribuibles a la resistencia a los antimicrobianos entre 2025 y 2050, y la mayor carga recae en el África subsahariana y el sur de Asia», dijo a Newsweek Daniel Araki, investigador del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud y uno de los coautores del estudio.
«Las estimaciones muestran que desde 1990, la resistencia a los antimicrobianos ha seguido siendo una amenaza constante y creciente para la salud mundial», dijo Araki.
Además de las muertes directas, el equipo estimó que la resistencia a los antimicrobianos contribuirá a 8,22 millones de muertes al año para 2050, frente a los 4,71 millones de 2021.
La publicación de la revista Newsweek revela que este es el análisis más completo de las tendencias bacterianas de la RAM a lo largo del tiempo, con 23 patógenos, 84 combinaciones de patógenos y medicamentos, 11 síndromes infecciosos en 204 países y territorios desde 1990 hasta 2021.
El investigador dijo que “nuestro análisis de tendencias temporales también nos permite generar pronósticos para demostrar el creciente impacto de la resistencia a los antimicrobianos si la gobernanza mundial no cambia y mostrar los enormes impactos que pueden tener las mejoras en la prevención, la atención y el acceso a nuevos tratamientos».
Araki ofreció sus recomendaciones sobre la preocupación global, entre éstas mejorar las medidas de prevención y control, incluido el aumento de la financiación y el acceso a nuevos antibióticos y vacunas, agua potable y saneamiento.
Asimismo, mejorar la calidad de la atención médica en hospitales y centros de salud mediante el aumento de la capacidad de diagnóstico, la capacitación de una fuerza laboral de atención médica sólida, la implementación de medidas de prevención y control de infecciones y la disponibilidad de intervenciones novedosas para personas con enfermedades avanzadas.
También, aumentar la participación del gobierno y el sector privado para incentivar la financiación de nuevos antibióticos y garantizar que estos medicamentos lleguen a las poblaciones que más los necesitan.