El estrés post traumático es una forma de trastorno psicológico crónico que sigue a la exposición de un evento traumático como crimen violento, abuso infantil, violación, asesinato, tortura, terremoto, accidente o vivencia de guerra.
El especialista
Daniel Cueto, psicólogo clínico del Centro de Diagnóstico, Medicina Avanzada y Telemedicina (Cedimat) asegura que haber experimentado con horror una situación que amenaza la integridad física o la de los demás produce en la persona una desesperanza y un temor intenso.
Como resultado de ese tipo de experiencias se experimenta tres grupos de síntomas: reexperimentación del hecho traumático, evitación y embotamiento psíquico, híper-activación psíquica.
Reexperimentación
Los síntomas de reexperimentación son: pensamientos recurrentes, sentimientos o imágenes relacionados con el hecho traumático, sueños y pesadillas repetidas, asegura el profesional de la conducta.
El individuo sufre sensación de hallarse de nuevo en la situación traumática en forma muy vívida, como si se estuviera repitiendo, a esto se le llama “flash back”. También pueden tenerse reacciones fisiológicas o psicológicas de malestar al exponerse a estímulos que evocan o simbolizan el hecho traumático, como por ejemplo, oír un ruido fuerte y pensar inmediatamente que es un disparo.
Es importante entender que al reexperimentar el hecho traumático el sujeto sufre una crisis de ansiedad y de esta manera el miedo se auto perpetua, el recuerdo provocado por diferentes estímulos hace que el individuo reviva la situación de terror.
Evitación
Los síntomas de la evitación se manifiestan porque el sujeto, al tener miedo, tratará de escapar por todos los medios de aquello que le recuerde la angustia; personas, lugares, pensamientos, actividades, y elementos de la vida común, se ven relacionados con el trauma y son evitados.
Las personas con estrés post traumático padecen síntomas que tienen que ver con la memoria: incapacidad de recordar algunos aspectos del hecho y pérdida de interés en actividades que les resultaban significativas.
Igualmente, algunos pacientes refieren tener sensación de extrañamiento, como “si yo no fuera yo”, sentimiento de desesperanza y visión negativa del futuro, y una pérdida o disminución de la vida afectiva.
Puede entenderse que todos estos síntomas son un intento para evitar las emociones intolerables y anestesiarse emocionalmente para no recordar el trauma.
Es así como entendemos los períodos de amnesia, confusión y desorientación que las personas viven después de sufrir un evento traumático o situación que amenaza la integridad física.
Híper-activación psíquica
Después del evento traumático el paciente se queda con miedo y esperando que el suceso vuelva a ocurrir, por lo que está vigilante en exceso. Esta reactividad incluye trastornos del sueño, irritación, angustia exagerada (sobresalto), trastornos de la concentración, hipervigilancia.
Diversas estructuras cerebrales son alteradas durante el trauma, amígdala, corteza media frontal, hipocampo, y diversos estudios han encontrado que los volúmenes de hipocampo son más pequeños en los adultos.
El hipocampo es un modulador que ayuda al individuo a identificar los lugares y experiencias negativas asociadas con el evento, el daño en esta área puede resultar en un deficiente procesamiento de los pensamientos y recuerdos.
Por ello, esa estructura está comprometida en la memoria espacial y de contexto.
