En agosto 2010 -describe Bob Woodward en su obra Miedo: Trump en la Casa Blanca- David Bossie, investigador, y Steve Bannon, productor de documentales políticos, llegaron al piso 26 de la Torre Trump a reunirse con el hoy presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.
El ganador de dos premios Pulitzer sostiene en este libro que Bossie llevó consigo una presentación, la cual, a modo de tutorial, explicaba cómo participar en unas primarias republicanas y ganar, y en una segunda parte cómo ir por la presidencia de su país y ganarle a Barack Obama en su postulación hacia un segundo mandato.
Entre los “tips” que soltaba Bossie en ese momento frente a Trump para “motivar” su estrategia era abrazar el populismo, pues entendía que el populismo del Tea Party estaba “arrasando el país” y con él se podían socavar las bases del status quo político a favor del común de los mortales.
Además, el investigador planteaba que aquel que no estuviera en contra del aborto no ganaba unas primarias republicanas, así constaba en los datos levantados, por lo que la postura a asumir tenía que ser provida.
Entre otros detalles explicados por Bossie al futuro candidato, estaba la importancia de conocer los plazos y las reglas estatales de las primarias, en ese momento reveló que Trump solo había votado en una oportunidad, hacía unos veinte años, en 1988.
Aunque el libro no detalla del todo la genesis de la campaña del hoy presidente, su historia y sus estrategias son un ejemplo de que el mas remoto de los éxitos puede pararse enfrente de nosotros cuando se conoce el terreno, la coyuntura política, así como las debilidades y fortalezas del partido, del candidato y del propio sistema.
Algunos pasos básicos que te preparan para la campaña
Análisis de la coyuntura política
Para elaborar una estrategia debemos conocer la coyuntura política, que no es otra cosa que el análisis de los factores y las circunstancias que se presentan en una nación e involucran todo lo que está pasando en ella.
La meta de la campaña
El candidato no va a una campaña solo a ganar elecciones, sino que a la misma también puede ir a posicionarse, a aumentar el nivel de conocimiento que tiene el electorado sobre él, por lo que el destacado consultor Jaime Durán sostiene que lo primero que se debe hacer con el candidato es discutir para qué busca postularse.
Los adversarios
Todos los autores coinciden en que a los adversarios el candidato debe conocerlo como a sí mismos, esto con el objetivo de saber cómo enfrentarlos en cada escenario que les dé la campaña; la táctica la define el estilo de quien la ejecuta, pues como decía Konrad Adenauer: “El arte de la política consiste precisamente en saber cuándo es necesario golpear a un adversario ligeramente por debajo del cinturón”, yo agrego: aunque algunos se pasen.
“El señor Trump puede haber dicho algunas palabras poco correctas, pero Bill Clinton me violó y Hillary Clinton me amenazó”, dijo a CNN Juanita Broaddrick, minutos antes de iniciar uno de los debates en un salón del Four Seasons donde se estaba realizando el evento. Broaddrick estaba acompañada de otras tres mujeres que habían realizado acusaciones parecidas hacia los Clinton.
Los públicos
Saber quiénes son, cuáles son y dónde están los segmentos del electorado que nos pueden dar las elecciones, y así dirigir hacia ellos nuestros mensajes y los esfuerzos de campaña; el status quo no es la mayoría.
En Texas, octubre de 2016, durante una conferencia realizada en una empresa compuesta por un público mayoritariamente blanco, el orador preguntó: ¿Cuántos piensan votar por Hillary?, creo que levantaron las manos como diez, -dijo- ¿Cuántos piensan votar por Trump?, la mitad las alzaron, aproximadamente doscientos, aseguró.
Luego de la conferencia, el director ejecutivo de la empresa le dijo al ponente: “he trabajado con ellos por más de un año. Los conozco. Conozco a sus familias. Si me hubieras dicho que doscientos de ellos piensan votar a Trump, te habría dicho que es imposible”.
Los medios de comunicación
Los medios se seleccionan, no solo por su alcance, sino por el impacto y la efectividad de estos en los públicos de nuestra campaña, los que no son solo los electores meta, sino también el establishment.
Manuel Erice, autor del libro Trump, el triunfo del Showman, comparte el siguiente análisis: “Hasta nuestros días, la capacidad para adaptarse a la televisión ha dividido a los presidentes en dos grupos: los carismáticos Bill Clinton y Barack Obama, y los dos Bush -el padre y el hijo- que nunca llegaron a dominar la herramienta de la imagen”.
Erice agrega que Trump, sin embargo, era “…un manipulador del ciclo informativo. No era simple ruido. Su intuición y su carácter impredecible le permitían marcar la agenda, que cada día terminaba incrustada en el centro del debate político y periodístico”.
“Si el país que marca la tendencia mundial protagonizó en 2008 la campaña del pionero Obama en Internet, la de 2016 será recordada por una tentación llamada Donald Trump, con su Twitter como inigualable juguete, a la que ningún periodista fue capaz de resistirse”.
Por primera vez, sostiene Erice, quien también es corresponsal de ABC en Washington, un candidato se había adentrado en el mundo de la comunicación con mayor dominio y eficacia que los propios profesionales. Estamos “ante el presidente de las redes sociales”, como le bautizó Van Jones, analista de CNN.
Finalmente, puede que adoptar una campaña como la citada parezca fácil, pues a simple vista esta carecía de planificación y de profesionales a la altura del momento, pero no era así. El norte de la política y de los políticos es la profesionalización y hacerse acompañar de un equipo de especialistas que investiguen para planificar y que ejecuten una estrategia para ganar.
Al salir de la reunión con Trump, relata Bob Woodward, Bannon pensó sobre una posible candidatura de Trump: “No ganará nunca”.