A partir de 2012, gane quien gane las elecciones, este país será el mejor del mundo, pues todos y cada uno de los precandidatos y candidatos presidenciales dicen tener soluciones para los más acuciantes problemas que los gobernantes anteriores no han sido capaces de resolver, por ineptos.
El cuadro color de rosa que nos pintan los aspirantes a Presidente, una vez que alcancen el poder, superará en bondades al idílico país en que vivimos, a juzgar por las revelaciones que acaba de hacernos Leonel Fernández en su discurso del domingo.
Cada candidato y/o precandidato nos ofrece, a cambio de un simple voto el día de los comicios, todo lo que seamos capaces de aspirar: educación, obras públicas, riqueza, justicia, comida, institucionalidad, no reelección, seguridad ciudadana, pensiones, cero corrupción.
De modo, pues, queridos lectores, que no deben ustedes desesperarse: sus penas van a durar poco. Si quieren convencerse, vean la televisión, escuchen la radio y lean los periódicos, y se encontrarán con las más bellas e irrealizables promesas para convertir a este país en un paraíso.
Después de un rato, les recomiendo mucho cuidado al despertar, no vaya a ser cosa que se den un buen cascazo.