Por: Fulgencio Severino
¿Qué debe hacer la República Dominicana ante esta amenaza?
Los tambores de guerra resuenan por todo el mundo. Desde Rusia, altos funcionarios, incluido el presidente Vladimir Putin, el canciller y voceros del Kremlin, advierten constantemente sobre los peligros de una confrontación con consecuencias catastróficas.
No cabe duda de que el conflicto entre Rusia y Ucrania ha escalado, especialmente después de la decisión de Estados Unidos, Francia y el Reino Unido de autorizar el envío de misiles de largo alcance a Ucrania para golpear a Rusia. Esta acción fue respondida por Rusia con el lanzamiento de un misil hipersónico, el Oreshnik.
La autorización para que Ucrania utilice misiles de largo alcance se justifica bajo el pretexto de la presencia de tropas norcoreanas en Rusia, algo que no ha sido confirmado ni por Rusia ni por Corea del Norte.
En tiempos de guerra, la desinformación y las noticias falsas son comunes. Además, antes se había señalado el envío de armas y drones de Irán a Rusia, algo que también fue negado por ambos países. A esta escalada se suman las amenazas de varios países europeos de enviar soldados al frente de batalla.
Nadie puede asegurar que esta situación desembocará en una III Guerra Mundial, pero es necesario prepararse para ello, ya que existen muchos paralelismos con los conflictos anteriores.
Permanecer indiferentes sería un grave riesgo para nuestra nación, pues somos una economía muy dependiente del exterior, y en caso de una guerra mundial, la comercialización de mercancías se vería paralizada.
Quien no esté preparado sufrirá enormemente. Por lo tanto, la principal preocupación de la República Dominicana debe ser prepararse.
Antecedentes Históricos: El Ciclo de las Guerras
Cada guerra genera las condiciones para otro conflicto, pues, al finalizar una contienda, quedan sentimientos de venganza por parte de los vencidos.
La Primera Guerra Mundial, en la que Alemania fue derrotada, así como el colapso del Imperio Otomano, dio origen al nacionalismo de Adolf Hitler y al surgimiento de Estados Unidos como potencia mundial.
La Segunda Guerra Mundial fue en parte consecuencia de los resentimientos generados por la primera, además de los conflictos de intereses que surgieron después.
Aunque Rusia formó parte del bloque que derrotó a Alemania, Japón e Italia, paradójicamente, Estados Unidos se unió a los países europeos que quedaron fuera del bloque soviético, incluyendo a Alemania, y desató una nueva guerra contra la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), conocida como la Guerra Fría.
Durante este conflicto, hubo momentos de gran tensión, como la crisis de los misiles, que casi llevó a un enfrentamiento armado. Finalmente, Estados Unidos, sin disparar un solo tiro, logró desarticular la URSS.
A pesar de este triunfo, los países europeos continuaron confrontando a Rusia, y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se fortaleció como un bloque militar. La pregunta sigue siendo la misma: ¿Por qué Estados Unidos continúa considerando a Rusia una amenaza? La respuesta no ha cambiado: Por su poderío militar.
A lo largo de los años, Estados Unidos ha tenido que pactar acuerdos sobre el control de armas, acuerdos que, sin embargo, ha roto en tiempos recientes.
¿Por qué ahora hay más riesgo de una confrontación militar mundial?
Las guerras mundiales generalmente surgen debido a conflictos de intereses entre naciones, alimentados por la ambición y la codicia de grupos de poder.
Algunos de los factores que contribuyen a la escalada de tensiones incluyen la pérdida de territorios y los recursos que estos representan, ideas nacionalistas que exacerbaban los sentimientos de venganza hacia aquellos que arrebatan tierras y recursos, la formación de bloques militares para la autodefensa y la ofensiva, y el aumento del gasto militar como una respuesta a las agresiones externas o como preparación para una eventual confrontación.
En la actualidad, existen dos bloques principales: la OTAN, creada para contrarrestar la influencia de la URSS durante la Guerra Fría, y el bloque liderado por Rusia, que incluye a China, Irán y Corea del Norte.
Aunque la URSS ya no existe, Rusia ha logrado reponerse económicamente y sigue siendo un actor clave en la política internacional. A pesar de tener una economía de mercado capitalista, Rusia sigue siendo percibida como una amenaza por el bloque occidental, que ha intentado aislarla tanto diplomática como militarmente.
Rusia, por su parte, ha fortalecido su alianza con China, Irán y Corea del Norte, lo que configura un bloque militar que, aunque pequeño en términos de número de países, posee armamento nuclear y un potencial de poder significativo.
Declive de Estados Unidos como potencia hegemónica
Un factor importante en la amenaza de una guerra mundial es el declive de la influencia de Estados Unidos y Europa.
Aunque Estados Unidos sigue siendo la potencia militar dominante, su economía ha sufrido por el endeudamiento excesivo, la pérdida de competitividad, especialmente frente a China, y su giro hacia un nacionalismo económico que podría socavar sus relaciones con antiguos aliados. En Europa, la pérdida de influencia sobre excolonias, como África y América Latina, también ha debilitado su posición global.
Además, el aumento del gasto militar, tanto por parte de la OTAN como por Rusia y sus aliados, es una clara señal de que los países se están preparando para una posible confrontación. Desde la invasión rusa a Ucrania, la mayoría de las naciones han incrementado su inversión en armamento, lo que podría interpretarse como una preparación para un conflicto mayor.
El detonante: ¿Qué puede iniciar una guerra mundial?
Para que estalle una guerra mundial, es necesario que ocurra un evento o serie de eventos que justifiquen la participación de varios países.
La Primera Guerra Mundial comenzó tras el asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria en 1914, mientras que la Segunda Guerra Mundial fue precipitada por la invasión alemana de Polonia.
En la Guerra Fría, la crisis de los misiles en Cuba estuvo a punto de desatar una guerra nuclear. Actualmente, varios hechos podrían servir como catalizadores para un conflicto de escala global.
Uno de estos eventos fue la invasión rusa de Ucrania en 2022, que fue vista como una reacción ante los intentos de la OTAN de acercar a Ucrania al bloque occidental. Estados Unidos y sus aliados han intentado aislar a Rusia, pero la respuesta de esta nación ha sido contundente, con el uso de misiles hipersónicos.
Otro hecho que busca incrementar la escalada de la guerra es la destrucción de infraestructuras clave como los gasoductos Nord Stream 2. Además, las sanciones impuestas a Rusia y la creciente presión económica son medidas que buscan debilitar al país, pero también incrementan el riesgo de una mayor confrontación.
Otro hecho importante fue la reciente autorización a Ucrania para usar misiles de largo alcance con el objetivo de golpear territorio ruso, lo que provocó una respuesta militar de Rusia. Si la situación escala aún más, podríamos estar ante el riesgo de una guerra mundial.
¿Qué debe hacer la República Dominicana?
La República Dominicana, como parte de una economía globalizada y dependiente del comercio exterior, debe prepararse para las consecuencias de un posible conflicto mundial. Es crucial fomentar la autosuficiencia en sectores clave, como la producción de alimentos y bienes esenciales.
Debemos reducir nuestra dependencia de las importaciones, fortalecer nuestra capacidad de producción interna y promover el desarrollo de industrias que nos permitan resistir los efectos de una crisis global.
Es fundamental crear conciencia en la población sobre la importancia de ser autosuficientes y resilientes ante cualquier eventualidad. La historia nos ha enseñado que, en tiempos de guerra, aquellos que no están preparados sufren las consecuencias más graves.
Conclusión
La amenaza de una guerra mundial es real, aunque incierta.
Las tensiones entre las grandes potencias están en su punto más alto desde la Guerra Fría, y los riesgos de una confrontación directa son palpables. La República Dominicana debe aprovechar el tiempo disponible para fortalecer su economía, reducir su dependencia del exterior y prepararse para las posibles repercusiones de un conflicto global.
No podemos prever el futuro, pero sí podemos prepararnos para enfrentar lo que venga.