Dura lex sed lex, reza la vieja y sabia locución latina, lo que en buen cristiano quiere decir que aunque las disposiciones de la ley pueden ser duras para algunos, no hay más remedio que cumplirlas, porque la ley es la ley.
Eso es así en todas partes menos en la República Dominicana, donde somos maestros en el arte de complicar las cosas, con tal de obtener ventajas que en la mayoría de los casos son injustificables.
En este hermoso país de nuestros amores se ha convertido en una regla el no tener reglas para nada.
Así vemos cómo se conceden prórrogas después que se han vencido los plazos previamente acordados; cómo se exceptúan determinados sectores sociales para que no tengan que cumplir con requisitos que sí cumplen otros; cómo a un delincuente condenado a diez años de cárcel se le pone en libertad a los seis meses después de dictada la sentencia.
Ahora se está hablando de una amnistía fiscal.
Eso quiere decir, mondo y lirondo, que los morosos que no han pagado sus impuestos al Estado quedarían liberados de esa obligación, mientras que los buenos ciudadanos que pagaron a tiempo se quedaron fuñidos.
¡Buen estímulo para los malos pagadores! Y si usted es de los que pagaron bien y a tiempo, ¡está bueno que le pase, por estar dándosela de buena paga y ciudadano ejemplar!