Esperar nuestro turno

Lograr entender que hay un tiempo para todo se nos hace un poco difícil, pues esperar cuesta mucho y está muy ligado a la paciencia.
Vivimos en una sociedad cada vez más acelerada y ese ritmo se cuela en nuestros huesos con mucha rapidez, pero al referirme a “esperar nuestro turno” voy más allá de hacer una fila o tomar un número para ser atendidos (cosa que a unos cuantos todavía se les hace difícil), pues con esta expresión quiero hacer alusión a nuestros deseos, necesidades, aspiraciones y metas… queremos algo y lo queremos ya.
Tenemos que entender que la conducta de saber esperar es aprendida. Es algo que construimos a lo largo de la vida y que comenzamos a desarrollar desde que somos bebés.
Pero saber “esperar nuestro turno” no quiere decir que nos sentemos a recibir todo “por obra y gracia de Dios”… no, se refiere a trabajar por lo que deseamos y, con paciencia y dedicación, disfrutar del camino que nos lleva a lograr lo que queremos y ansiamos.
Y, mientras llegamos a la cima de nuestros anhelos, disfrutemos del paisaje que tenemos en el viaje… bien dicen por ahí que “lo importante no es llegar al éxito, si no disfrutar del camino”… y, si asumimos esto como filosofía de vida, el día menos pensado llega a nuestras vidas lo que tanto hemos ansiado, o, mejor dicho, lo que realmente necesitamos, ya sea en el plano personal o profesional.
Obtener la felicidad nunca debe ser una meta… la meta de cada uno de nosotros es “ser felices ahora y con cada una de las cosas que tenemos y que nos llegan”, pues, recalco, los pequeños detalles se pueden convertir en las grandes cosas de nuestras vidas.
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