Madrid, España.-Dos de febrero de 2015. A las 17.30 de la tarde, tres jóvenes entran jadeando en una cafetería española, en el distrito madrileño de Vallecas. Cierran violentamente la puerta. Los perseguían otros tres individuos armados con machetes con hojas de 32 centímetros. No acabarían ahí sus problemas.
Minutos más tarde, una decena de jóvenes se reunía en las puertas para darles caza, según relató la prensa española esos días.
La policía detuvo a siete de ellos e incautó sus armas. Tenían una cadena con cuentas negras y amarillas: los colores de los Latin Kings.
Desde enero de 2012, se han realizado en Madrid 1.048 detenciones relacionadas con lo que en España se conoce como «bandas latinas».
Latin Kings, Ñetas, Trinitarios… Existen varias pandillas, pero tienen un denominador común: son jóvenes, en su mayoría de origen latinoamericano, que tratan de exportar el modelo de banda violenta de las maras, que se surgió entre la comunidad inmigrante salvadoreña en California y acabó extendiéndose por Centroamérica.
Cada vez hay más chicos de otras nacionalidades que quieren participar de este grupo de forma pacífica. También españoles
Javier Bononi, presidente de Fedelatina
La policía sostiene que hay 350 integrantes en este tipo de grupos solo en Madrid, que hasta ahora saldaban sus condenas con cárcel o con saciones administrativas, dependiendo de la gravedad de los hechos.
Ya no serán sus únicas penas. A partir de ahora podrán ser expulsados de España y perderán la nacionalidad del país.
Estas nuevas medidas ya han comenzado. Un total de 34 cabecillas y líderes de estas pandillas serán expulsados próximamente, según anunció el miércoles la delegada del gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes.
Dos de estas deportaciones serán inmediatas, pues las autoridades españolas tienen preparados los trámites administrativos precisos.
En estos casos, la prohibición de regresar a España está establecida en un periodo de entre cinco y diez años, respectivamente.
Además, se les revocará la nacionalidad y anularán sus permisos de residencia.
En el resto de casos el proceso se dilatará porque la Ley de Extranjería española, según precisó Cifuentes en rueda de prensa, «tiene una casuística muy especial y es muy garantista».
«A cada paso que dé la administración, la persona puede recurrir, y una vez que se haya concluido el expediente puede acudir incluso a los tribunales. Esto lo dilata bastante», señaló.
De los 34 individuos pendientes de expulsión, 12 pertenecen a los Ñetas, ocho a los Trinitarios, siete a los Dominican Don’t Play (DDP) y cinco a los Latin King. Los dos restantes son integrantes de maras.
Según explica la Delegación de Gobierno en Madrid, de acuerdo con la legislación vigente, la pertenencia a grupos o bandas organizadas y violentas y la comisión de actos ilícitos puede permitir que se revoque la nacionalidad española adquirida o el permiso de residencia (y consiguiente expulsión) «cuando existan razones fundadas de seguridad pública».
¿Latin King es igual a delincuente?
Sucesos violentos como el de la cafetería tienen mucho que ver con la imagen que gran parte de la sociedad española tiene de este tipo de grupos, que suelen aparecer en los medios de comunicación por ese tipo de sucesos.
Pero hay otra versión de lo que son algunas de estas bandas que no siempre están ligadas a actividades violentas.
«Se atribuye una imagen injusta a este colectivo», le dice a BBC Mundo Javier Bononi, presidente de Fedelatina, una asociación de inmigrantes latinoamericanos en la cual se integra la Organización Cultural de Reyes y Reinas Latinos de Cataluña -es decir, una asociación de Latin Kings- legal desde 2006.
«Se está criminalizando a todo un colectivo sólo por la actuación de unos pocos», asegura indignado.
«No existe un carnet de Latin Kings, no se puede aplicar un agravante en la ley equiparándolos con grupos terroristas», cuenta Bononi.
Y agrega que los Latin Kings no son por definición delincuentes.
«Son solo chicos y chicas que se sienten desamparados, desarraigados en muchos casos».
Explica que únicamente se reúnen con sus «hermanitos», como se denominan entre ellos, para sentirse pertenecientes a algo, unidos por un gusto estético de pantalones anchos, collares, gorras o tatuajes, además de por una afinidad cultural en torno a la música rap, el hip-hop o el reggaeton.
«Es lo único que define a un Latin King», suspira, como el que está cansado de repetir algo muchas veces.
Bononi condena los actos de violencia cometida por estos jóvenes, pero cree que con estas nuevas medidas se está produciendo «una discriminación jurídica».
Y pone como ejemplo a los seguidores radicales de fútbol: «¿Van a deportar y a quitar la nacionalidad al que cometa un asesinato? ¿Se criminalizará a todos los seguidores de un equipo?», se pregunta.
El presidente de Fedelatina asegura estar trabajando junto a otras organizaciones no gubernamentales para presentar un recurso constitucional contra estas medidas porque, en su opinión, «violan los derechos humanos».
Teme que estas medidas aplicadas en Madrid se vayan a extender a toda España.
Por el momento, se ampliarán a más condenados de estas pandillas en Madrid.
En breve, la misma Delegación de Gobierno presentará una lista complementaria de 94 personas pertenecientes a las «bandas latinas», a quienes la policía y los servicios de Extranjería están investigando de cara a la adopción de medidas similares.
Sin embargo, Javier Bononi considera que ya ni siquiera puede ser correcto aplicar el término latino a este movimiento.
«Cada vez hay más chicos de otras nacionalidades que quieren participar de este grupo de forma pacífica», asegura. «También españoles».