Hay funcionarios del Gobierno, empresarios, sindicalistas y cientistas sociales que vienen diciendo lo mismo que dijo, hace poco, el presidente de la Asociación de Empresas Industriales de Herrera y la Provincia Santo Domingo (AEIH).
Situándose en su condición de empresario, dijo: “Usted no puede tener estándares de calidad sin un buen capital humano, con empleados que han dejado niños sin comer en la casa y no pueden cubrir sus necesidades básicas. Eso no hay que discutirlo mucho. Eso es así”.
En buen español y con pocas palabras, eso constituye un espejo en el que pocos inversionistas y empresarios dominicanos quieren verse.
“Eso es así”, pueden decir otros, apoyando –quizá con cierta reticencia– las palabras del presidente de la AEIH, pero cuántos darían un paso en este mes de febrero o los siguientes de principios del año para pasar de lo dicho a los hechos.
De manera que no todo está perdido.
Hay decisiones que se conocen y se podrán tomar, en el transcurso del año, si los que invierten y tienen capitales comprometidos quieren revertir la realidad laboral que se vive en el país.
Solo tienen que apostar a mejores estándares de calidad, que a la vez se traduciría en un buen capital humano, con empleados que ya no tendrán que dejar niños sin comer en sus respectivas casas.
La diferencia no está en las palabras, sino en los hechos.