Esclavos en Santo Domingo durante la época colonial: la libertad de la familia

Esclavos en Santo Domingo durante la época colonial: la libertad de la familia

Esclavos en Santo Domingo durante la época colonial:  la libertad de la familia

La muerte masiva a aborígenes bajo la presión de la encomienda provocó la introducción de esclavos traídos desde África.

Los actos de manumisión (testamentaria o por carta de libertad) fueron escasos en los primeros dos siglos de desarrollo en La Española, debido a la escasez de brazos a causa de la muerte acelerada de los aborígenes utilizados en el proceso de extracción del oro y en la incipiente producción de azúcar que comenzó desde inicios del siglo XVI.

El Archivo General de la Nación conserva decenas de cartas de libertad a esclavos, que se otorgaron en las alcaldías de El Seibo, Higüey y Bayaguana.

El Archivo de esta última alcaldía contiene 57 cartas de libertad a esclavos que fueron producidas entre los siglos XVII y XVIII. Veintinueve de esas cartas se refieren a libertad de esclavos y 28 fueron emitidas a favor de esclavas.

La carta de libertad más antigua es del 11 de marzo de 1694. Corresponde a una manumisión gratuita otorgada por Juan de Frías Salazar a favor de su esclava Antonia Guerra, “por haberle criado y asistido en su enfermedad”.

Comprar la libertad
Un año después, exactamente el 8 de noviembre de 1695, el mismo Juan de Frías Salazar compra a Antonio Leonicio Correa, “un negro criollo llamado Ambrosio, por la suma de 150 castellanos”.

Los cambios económicos experimentados en Santo Domingo durante el siglo XVIII facilitaron que algunos esclavos compraran su libertad junto a sus parejas e hijos para formar familias libres y estables, no obstante el esfuerzo que implicaba producir y acumular el dinero suficiente para comprar la libertad propia y de otros familiares.

Constituyen casos significativos las libertades pagadas por padres esclavos a favor de sus hijos, pues las leyes indicaban que los hijos de esclavos pertenecían al amo de este. Como el sistema esclavista giraba alrededor de la búsqueda de ganancias económicas, el amo aprovechaba también el fruto de su primera inversión.

Para el esclavo esto significaba pagar por dos libertades: la suya y la del hijo. Pero frente al hecho de no acumular lo suficiente para pagar por la libertad de ambos ¿Quién sería libre primero? Esa fue la situación de la esclava María Santa Ana, quien el 25 de abril de 1746 procedió como hubiera hecho toda madre y pagó 25 pesos a Domingo de Santa Ana por la libertad de su hija María de la Encarnación, que apenas tenía un mes y cuatro días de nacida. Cuatro años después, el 15 de octubre de 1750, la madre también pagó a su amo 150 pesos por su libertad.

Otra situación similar ocurrió el 6 de octubre de 1744 cuando Manuel Núñez Díaz otorgó carta de libertad al niño Juan Díaz, hijo de Antonia Díaz, su esclava. El pago de 40 pesos fue realizado por su madre y su padrino Mario Lorenzo. Aproximadamente seis años después, el 15 de junio de 1750, la madre también compraría su libertad mediante la suma de 150 pesos.

Libertad de la esposa
Algunos esclavos también tuvieron que acumular lo suficiente para desencadenar del cautiverio a la persona a quien deseaban tener a su lado en plena libertad. Esto pasó con el esclavo Julián Altagracia, quien pagó doscientos pesos a Juana Sánchez, el 22 de marzo de 1783, a cambio de la libertad de su esposa Catalina del Castillo.

No hay edad
En el año 1776 la esclava María Concepción contaba con 55 años de edad. Es difícil saber en qué forma y desde cuándo comenzó a ahorrar algunos pesos para alcanzar los 200 pesos en plata que tuvo que pagar a Alejandro Mejía para disfrutar en libertad los pocos años que Dios le tuviera guardados.

Otro caso similar es el de “la criolla Ana Pantaleón”. Esta era la única identificación que tenía la esclava de 60 años de edad, a quien no le importaban todos los años que había vivido bajo el estigma de ser esclava, sino sus deseos de reunirse con otros libertos que ya disfrutaban los escasos privilegios que les permitía la sociedad de entonces. Por eso, el 3 de marzo de 1789 pagó 50 pesos a su señora, Tomasa Sánchez, para vivir el resto de sus días sin la marca de la esclavitud y para que al final de sus días sobre la tierra se hiciera constar que tuvo la dignidad de morir libre.

El 30 de abril de 1768, los esposos Antonio Paredes y Catalina Lacios otorgaron la libertad a su esclavo Antonio Rodríguez, con 65 años de edad, quien pagó 161 pesos.

Como último testimonio del régimen esclavista que perduró más de tres siglos en La Española y más de doscientos años en Bayaguana, se conserva la última carta de libertad contenida en el Archivo Real de Bayaguana, fechada el 22 de octubre de 1821, en ella María Merced Carreño otorgó la libertad a una esclava suya nombrada Isabel, tras haberle pagado la suma de 75 pesos.

El 5 de diciembre del mismo año, Francisca de Castro, con la autorización de su marido Manuel Carmona, quizás nunca supo que con la venta de su esclava Teresa concluía una historia que las futuras generaciones seguirán investigando, pero jamás será relatada en toda su magnitud.

Boyer

— La Abolición
Sería en el siglo xix, con la ocupación haitiana, cuando llegaría la abolición de la esclavitud de manera definitiva. En Haítí había llegado como consecuencia de la revolución que concluyó en su independencia.

*Por JOSÉ VÍLCHEZ
Historiador



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