La inteligencia artificial es capaz de hacer cosas maravillosas. Pero, a pesar del marketing y las grandes palabras de ejecutivos de tecnológicas, sigue lejos (muy lejos) de conseguir que una máquina desarrolle personalidad propia o sentimientos.
Todo lo contario a lo que el ingeniero de Google Blake Lemoine, de 41 años, explicó al The Washington Post. En declaraciones al medio, el trabajador del buscador no tuvo problema en afirmar que el modelo de lenguaje LaMDA, máquina conversacional por chat presentada por la tecnológica el año pasado, había conseguido alcanzar un estado de «consciencia» y «sensibilidad»; lo que, prácticamente, la iguala con un ser humano.
Precisamente, la divulgación de esta información, que es confidencial, le ha costado al ingeniero una suspensión de empleo. Google, además, niega de forma tajante que su sistema conversacional tenga las cualidades con las que Lemoine lo cataloga.
La MDA, acrónimo en inglés de modelo de lenguaje para aplicaciones de diálogo, es un programa de lenguaje natural que utilizan grandes bases de datos.