El destacado economista y catedrático de la Universidad del país vasco de España, Javier Bilbao, ha hecho una reflexión digna de ponerle atención en estos tiempos difíciles para la economía y la toma de decisiones para el futuro inmediato. El profesor Bilbao ha llegado a la conclusión de que frecuentemente, “la necesidad de atender los temas coyunturales y de urgente agenda política nos priva del debate y la reflexión sobre aspectos esenciales, como modelo de sociedad que queremos y las claras reglas del juego que debemos fijar para conseguirlo”.
El enfoque planteado al relacionarlo con las principales causas de la pobreza permite hacer una explicación objetiva ante la existencia de sólidas estructuras socioeconómicas que se han convertido en un muro de contención que obstaculizan el progreso de las naciones, y que se han perpetuado con actitudes empobrecedoras. Identificar y combatir esas causas son los desafíos que tienen los gobiernos para corregir ese malestar que se multiplica como vergüenza humana en pleno siglo XXI, lo cual se ha profundizado con la pandemia que brutalmente tiene al planeta de rodillas.
Previo a la pandemia, las cifras desgarradoras que se registraba a escala planetaria es que 2,200 millones de personas habían quedada atrapadas en el malestar de la pobreza y que más de 1,200 millones de personas sobrevivían con el equivalente, o menos, a US$1.25 diario. En adicion, alrededor de 1, 500 millones de personas en 91 países de economías emergentes estaban al borde de la pobreza, significando esto lo complejo que se había tornado en el combate a la pobreza, convirtiéndose en un trauma a partir de las secuelas que dejará la crisis sanitaria global.
La pandemia que zarandea al mundo, y sus desbastadores resultados de letalidad y contagios, permiteinferir que la prosperidad a la que aspira la humanidad ha entrado en una fase de postergación infinita, lo que es equivalente a perder las perspectivas de un mundo mejor; pero, a su vez, es una evidencia irrefutable del fracaso de las políticas contra la pobreza, a lo que se agrega el covid19. Esta es una razón ponderosa por la que el Dr. Javier Bilbao llama la atención de que“seamos conscientes de lo que nos estamos jugando con el raudo devenir enel mundo globalizad”.
En la actualidad, la economía está siendo sacudida por una situación desconcertante, fruto de la crisis sanitaria, ha invadido a todos los sectores productivos destrozándolos de una manera inimaginable y reduciéndolo a su mínima expresión. Nadie sabe a ciencia cierta cómo será el futuro inmediato, pero todos vislumbramos que será muy diferente de lo que conocíamos previo a la inesperada pandemia, y ya nada será igual.
A pesar de las transformaciones económicas y las huellas que dejará la pandemia global, muchas personas siguen actuando de espalda a la realidad que ha impuesto la crisis sanitaria a escala planetaria. Hasta los criterios y reglas de juego previo a la pandemia se siguen aplicando como si no está ocurriendo absolutamente nada, incluyendo a muchos gobernantes de los diferentes países del mundo.
Hoy más que nunca, la sociedad está obligada a entender que se vive en el mundo de la información, donde la riqueza es la propia información y por ello se debe estar consciente de que en lo adelante el predominio del teletrabajo es una realidad irreversible, o más bien, un axioma. Esta nueva realidad impuesta por una crisis impensable, obliga a que seamos más amigable con las nuevas tecnologías que están en proceso acelerado como resultado de todos los cambios que se derivan de un nuevo orden mundial post pandemia.
El mundo transita por un mundo más digital y de más informaciones, donde cualquier información se puede digitalizar, y que permite que todos dispongan del mismo poder derivado del uso de unas mismas herramientas informativas. Pero hay que advertir que disponer de información no es sinónimo de conocimiento, aunque este se basa en información, pero esta por sí sola no es conocimiento ya que se requiere un cierto nivel de aprendizaje que implica su incorporación a los procesos de pensamientos, el cual requiere una sustentación en la experiencia.
En tiempos de globalización, la humanidad está inmersa en una migración transitiva y sostenida desde lo análogo a lo digital, lo cual tarde o temprano conduce a todos a ese nuevo mundo de manera irreversible y nadie estará excluido. Lo aprendido servirá como plataforma para acelerar los desafiantes nuevos conocimientos para pensar como un economista del siglo XXI, tal como lo explica de manera sesuda la catedrática de economía de la Universidad de Oxford, Kate Raworth.