*Por Hanlet Domínguez
Estando los españoles en hambruna y enfermos en la Isabela (Puerto Plata), llegó en 1495 Miguel Díaz, el cual estaba acompañado de dos indios exploradores y traía consigo buenas noticias desde el sur de la isla Española. Exhausto y cansado, entró en la colonia y le pidió perdón a Bartolomé Colón por su rebeldía de un tiempo atrás. Ya perdonado Díaz, le dio la gran noticia al hermano del descubridor, de que había encontrado oro y tierras fértiles. El lugar del que hablaba este español era de la tierra entre los ríos que los indígenas en su lengua llamaban Haina y Ozama.
En tal sentido y sin perder el tiempo, Bartolomé se puso en marcha hacia las tierras descritas, en razón de que la vida de muchos colonos en ese momento dependían de que fuera verídico lo que Díaz había dicho. Efectivamente así fue, el fugitivo había dicho la verdad, y al llegar a lo que hoy es Santo Domingo, se encontraron con un pueblo indígena comandado por Catalina, jefa indígena que les dio comida y asilo.
Catalina estaba perdidamente enamorada de Miguel Díaz, (luego tuvieron dos hijos) y se había percatado que aquel hombre, incluyendo el resto de los españoles, estaban totalmente cegados por la recolección del metal dorado. En esa tesitura, la jefa los llevó hasta el río Haina, donde se quedaron atónitos al ver que podían conseguir oro fácilmente en el mencionado río.
Bartolomé le cuenta a su hermano Cristóbal Colón sobre la mina de oro recién descubierta en Haina, pero el almirante ansioso por la magnitud del descubrimiento quería verla con sus propios ojos. Al llegar al dicho lugar, la reacción de Colón fue aún más sorprendente que la de sus acompañantes, ya que había visto que la mina tenía señales que había sido trabajaba antiguamente y los indígenas no sabían de minería. Aquel momento avivaba una teoría muy personal del almirante, como la mencionó el historiador Washington Irving “Ya había supuesto que La Española podría ser la antigua Ofir”, lugar en Asia en donde el antiguo sabio rey Salomón se suplía de oro para construir el templo en Jerusalén.
Entonces hubo la confusión de que posiblemente estaban perdidos en una isla cualquiera en el continente asiático, y que otros marineros habían llegado antes. Este era el fundamento para que llegara la especulación de Colón, la cual estaba basada en el primer libro de los Reyes en la Biblia, donde habla de los marineros que fueron a buscar oro desde la corte del rey Salomón hasta un lugar distante en Asia llamado Ofir.
Aquí el verso bíblico:
“27 Y envió Hiram en ellas a sus siervos, marineros y diestros en el mar, con los siervos de Salomón, 28 los cuales fueron a Ofir y tomaron de allí oro, cuatrocientos veinte talentos, y lo trajeron al rey Salomón.”1 Reyes 9 RVR1960
En su retorno a Cádiz en 1496, Colón le escribió una carta a su hermano Bartolomé, en la cual le explicaba que construyera una fortaleza a la que llamaría San Cristóbal (muy posiblemente en su propio honor). Jesús Varela Marcos dijo esto: “Bartolomé Colón se encargó personalmente, durante tres meses, de erigir una fortaleza a la que denominó San Cristóbal, aunque los trabajadores la llamaron Torre del Oro al encontrar granos de oro entre la tierra y piedras empleadas para su construcción”.
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*El autor es historiador