Equívoco
Es vergonzoso que el debate sobre la calidad de las ideas de un grupo de periodistas y activistas sociales, coincidentes con las intervenciones políticas de la desacreditada USAID, gire en torno a cuál habría sido su alegado precio o soborno.
¡Tanta podredumbre y mediocridad lo infecta casi todo! La vocería pagada, conocida como advocacy en inglés, es un oficio digno y honorable siempre que el interés de cada cual esté transparentado y no se trate de malas artes de la peor comunicología.
Restar calidad o razón a cualquier participante en un debate, alegando que responde a motivaciones espurias o secretamente dinerarias, cuando sea falso, es una grave imputación que daña el honor y la buena reputación que pudieran quizás tener.
Pero que cualquiera se equivoque con desenfado, como ocurre a veces a cualquier opinante, y sea acusado sin pruebas de vender su opinión, no significa que equivocarse de gratis mejore el argumento o conceda razón o bondad al mismo.
A veces hay defensas que empeoran el asunto, como la de un medio haitiano que ayer dijo: “Zapete, Huchi, Juan Bolívar, Edith y la Salazar son de los periodistas dominicanos más críticos y responsables. Los ataques en su contra responden únicamente a su compromiso con un periodismo digno e imparcial. Nuestro respaldo para ellos”.
La parcialidad tampoco resta calidad a cualquier opinión. La simple realidad es que hay ideas buenas o malas; las mejores perduran y las otras sucumben.
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