Entusiasmo empresarial y los cuatro años más

Entusiasmo empresarial y los cuatro años más

Entusiasmo empresarial y los cuatro años más

El sector empresarial ha sabido jugar un papel muy mediático cuando en República Dominicana se viven procesos políticos de trascendencia y desde el fin de las hostilidades tras la Revolución de Abril de 1965 ha tenido un gran protagonismo en la discusión de los modelos constitucionales que la nación se ha dado.

Su voz ha sido muy sonada en lo relativo al abordaje constitucional al tema de la reelección en las reformas de 1994, 2002, 2010 y 2015, contrario a lo que ha estado ocurriendo en la coyuntura actual.

El Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep) ha preferido tomar un inusual bajo perfil con relación a la reelección. No le ha interesado asumir liderazgo social o mediático en esta discusión.

Tienen argumentos de sobras quienes atribuyen ese comportamiento a que a una parte de esa cúpula le seduce la continuidad en el poder del actual Mandatario y que a otra parte no le molestaría.

Algunos decidieron plantearlo a la franca y en una cena organizada por quienes representan más del 50% del PIB nacional abundaron los aplausos cuando se planteó que “no era conveniente apagar los motores de un avión que a 30 mil pie de altura estaba volando bien”.

La alusión picarona a la reelección provocó el entusiasta aplauso de los presentes, representantes casi plenarios de las fortunas más antiguas del país y de las más recientes (que no por recientes son más tímidas).

Al escuchar la lista de los nombres de empresarios o representantes de grupos empresariales solo faltó pasarle cotejo a Frank Rainieri (al parecer invitado en el aire) y a Manuel Estrella (aunque en este último caso sí tuvo una participación muy activa su “partner” Félix García).

Las palabras introductorias en esa cena, un jueves en la noche, estuvieron a cargo de un empresario turístico que aspira a que Cap Cana alcance el esplendor que él soñó que tendría.

Aunque intentó hablar en parábola, el entusiasmo lo traicionó y el espíritu de la reelección se esparció por todo el escenario. El presidente Medina controlaba lo gestual, pero entre los presentes no había duda de que al Mandatario le gustaba el aire que allí se respiraba.

Aunque la cena no fue propiamente reeleccionista, ni para captar fondos, sí dejó claro la empatía de la cúpula del empresariado con la gestión de Medina y su no desagrado a que se extienda por cuatro año más.



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