La situación por la que atraviesa desde hace unos meses la Junta Central Electoral, en especial su presidente Julio César Castaños Guzmán, es muy parecida a la que experimenta el Comisionado de Grandes Ligas, Rob Manfred, con el robo de señas de los Astros de Houston.

Mientras Castaños Guzmán no encuentra explicaciones para dar con los problemas que se originaron en el proceso de votación automatizada, Manfred tampoco encuentra explicaciones válidas para aminorar las críticas, cada vez más intensas y ácidas, que se producen desde todos los sectores ligados al béisbol.

Con actores técnicos y hasta militares de ascendencia nipona, no hay forma de llegar a conclusiones exactas y válidas sobre el caso de la Junta, mientras que en el robo de señas de los Astros, se hace cada vez más evidente, pero no hay forma de que Manfred apli que las sanciones que amerita un caso de este tipo.

Tal y como se van desarrollando los acontecimientos, todo indica que en ambos acontecimientos, seguirá como si nada hubiese pasado, porque los intereses del tipo que sea, se imponen siempre por la vía del nocáut.

De lo que sí pueden estar seguros es que Rob Manfred, contrario a Castaños Guzmán, tendrá que aguantar por años el ataque constante de todos los actores directos e indirectos.