
Nueva semana, nuevo desliz. Luego de la sentencia del 14 de agosto, en la cual las juezas apoderadas del caso contra Alexis Medina criticaron al Ministerio Público el depósito de pruebas “por furgones” sin que eso aportara nada, muchos esperamos que adoptara medidas correctivas.
Ha hecho todo lo contrario.
Como recogió la prensa, el viernes 22 de agosto el Ministerio Público envió en un camión todas las pruebas de los casos de corrupción administrativa que se conocían ese día.
Lo hizo sin que nadie lo solicitara y sin que fuera su práctica habitual. No se usaron en audiencia, pero sirvieron para la foto.
Es una respuesta torpe a las magistradas, no sólo por su naturaleza afrentosa, sino porque pone en evidencia que está más enfocado en los focos de las cámaras que en la realidad procesal a la cual se enfrenta. Es, además, un intento manifiesto de usar la prensa para presionar a los jueces.
Con esto queda claro que ha perdido confianza en la solidez de sus casos y ha decidido trasladar el debate de los tribunales de la República al tribunal de la opinión pública. Esta es una reacción impropia de la majestad de la función del órgano persecutor, pero es sintomático de un proceder cuyos patrones ya son inocultables.
El Ministerio Público ha terminado cayendo en la trampa que tendió a otros. La espectacularidad de los arrestos y allanamientos, la grandilocuencia de las imputaciones y la descalificación de sus críticos ha sido el mantra que le ayudó a convencer a la sociedad de que actuaba efectivamente y de buena fe.
Pero no se dio cuenta de que las grandes promesas reclaman grandes resultados y que estos últimos no se logran con bombo y platillos, sino con un trabajo que descuidó.
Y es que la falta de objetividad con la que ha actuado es más compatible con la persecución del adversario que con el deber de imparcialidad que imponen el Estado de derecho y la prudencia. Hoy, debiendo pagar con resultados, tiene poca cosa que mostrar.
Espero que a mediano plazo podamos contar con una política de persecución penal que prometa menos circo, pero cumpla con su deber. Hay material humano para ello en el Ministerio Público. Como siempre, la juventud es esperanza. Tiempo al tiempo.