Me apasionan los testimonios de personas que están dispuestos a escuchar los mensajes de sus cuerpos. Él nos habla y otras veces nos grita.
De modo que, cuando no prestamos atención a esos “pequeños” dolores de cabeza, malestares estomacales, dolores de espalda o cualquier otro asunto que dejamos pasar, el cuerpo empieza a gritar más fuerte.
Los gritos llegan con diferentes nombres: presión arterial, diabetes, derrames cerebrales, depresión y ansiedad, entre otros tantos nombres de enfermedades que responden a llamados personales o grupales de tu sistema que necesitan ser mirados.
Sé que hay enfermedades tan devastadoras que nadie quisiera creer que tiene relación con una emoción o un sentimiento desatendido a tiempo. Por poner un ejemplo, hay evidencia científica que relaciona enfermedades como el cáncer de páncreas en un 75 % con la depresión.
Cuando médicamente se habla de una enfermedad que corre en la familia, entonces también estamos hablando de un tema que necesita ser visto e integrado en esa familia para que esa energía pueda ser transformada y haya una sanación.
Con mucha frecuencia, hay necesidad de sanar el sistema familiar. Algún miembro del clan fue excluido por vergüenza. No es raro que las personas que hoy experimentan síntomas y enfermedades desconozcan esos “secretos” a pesar de vivir las consecuencias.
La invitación es a conocer más sobre sus antecedentes familiares. Al momento de buscar la sanación de tus síntomas, además de la medicina tradicional, utiliza el recurso constelaciones familiares que ha demostrado que al devolver el orden en un sistema familiar también se puede devolver la armonía, y muchas veces la salud a quienes están listos para integrar movimientos más grandes a sus sistemas.