La enfermedad de Parkinson, es actualmente la segunda condición neurodegenerativa más común en el mundo en personas mayores de 65 años, pero amenaza con superar a la enfermedad de Alzheimer en las siguientes décadas.
Rossy Cruz Vicioso, neuróloga- especialista en Parkinson y trastornos del movimiento de los Centros de Diagnóstico y Medicina Avanzada y de Conferencias Médicas y Telemedicina (CEDIMAT), señala que se espera que para el año 2040 supere los 17.5 millones de casos en el mundo, esto basado en que el 2015 se estimaba una cifra de unos 6.3 millones de personas afectadas.
Causa
La causa de la enfermedad es esporádica o sin una única causa conocida en aproximadamente 90% de los casos, con un estirpe multifactorial, asociando a su desarrollo factores ambientas, como exposición a ciertos tóxicos, químicos, traumas e incluso se cuestiona la exposición a ciertos virus a lo largo de la vida, que al combinarse con condiciones genéticas aumentan el riesgo del desarrollo de la enfermedad, manifiesta la neuróloga.
Indica que un 10% de la población afectada con esta condición puede tener alteraciones en genes específicos involucrados con su desarrollo. Estos conlleva a una reducción o pérdida irreversible de función de las neuronas dopaminérgicas, sustancia importante en la modulación de los movimientos, pero la muerte neuronal no se limita sólo a esas áreas, sino de diversos neurotransmisores como: acetilcolina, noradrenalina, serotonina, entre otros, los cuales provocan que en algunos pacientes predominen síntomas psiquiátricos, de la memoria, del equilibrio y otras funciones neurológicas y no neurológicas, sostiene Cruz.
Agrega que esta patología suele ser más frecuente en mayores de 65 años, puede afectar a 1%, y el riesgo va en aumento a medida que la persona envejece, pudiendo superar un 3% en mayores de 80 años, pero, aunque con menor frecuencia, puede afectar a poblaciones más joven, incluso en menores de 21 años, como un “Parkinson juvenil”.
Síntomas
Los síntomas de la Enfermedad de Parkinson se caracterizan por temblor, rigidez de alguna extremidad, con un inicio unilateral, que progresan al avanzar la enfermedad, así como lentitud en la ejecución de ciertas actividades de la vida diaria, cambios en la expresión facial, tono de la voz, alteraciones en su marcha y la postura.
Otros síntomas o señales invisibles pero importantes y predictores del comportamiento evolutivo tales como: alteraciones del olfato, estado de ánimo, memoria, deseo y función sexual, sueño, alteración de la memoria, síntomas digestivos, cardiovasculares, genitourinarias, entre otros, pueden ocurrir hasta décadas antes de poder diagnosticar la condición clínicamente.
Tratamiento
La neuróloga afirma que hasta la fecha existen diferentes terapias que buscan reponer la carencia de dopamina. Con lo cual se logra una mejoría que puede superar el 50% dependiendo de la etapa clínica del Parkinson. Iniciar un tratamiento temprano y correcto aparenta ser más beneficioso en la evolución de la misma, al igual que acompañarlo de terapias físicas en todas las etapas de la enfermedad.
“Cuando la terapia farmacológica óptima no aporta la calidad de vida esperada, y aparecen las complicaciones se considera que el paciente requiere la intervención con terapias avanzadas, las cuales buscan mantener una disponibilidad más estable de dopamina, con menores dosis de fármacos orales y menor efectos adversos desencadenados por las altas dosis que se ingiere en esas etapas, mejorando así los momentos de movilidad”, apunta la galena.
Añade que, de las terapias avanzadas en la República Dominicana a la fecha, están la cirugía para enfermedad de Parkinson, la más utilizada es la colocación de electrodos cerebrales profundos, para modular los movimientos, y otras terapias avanzadas no disponible en nuestro medio que aportan un estímulo dopaminérgico continuo son: la infusión de Levodopa en gel a través de una sonda colocada a vía digestiva, y la infusión de apomorfina, colocada de modo subcutánea.
Sin embargo, la especialista puntualiza que el tratamiento de la enfermedad es multidisciplinario por la diversidad de síntomas motores y no motores asociados, limitantes para el paciente y sus cuidadores. Y cada día con un enfoque más individualizado.