Ana Blanco
Siempre, de una manera u otra, todo acaba poniéndose en su lugar. Las piezas encajan y lo que en un momento parecía un ‘puzzle’ sin sentido, de repente, lo tiene.
Y en ese momento, cuando te pones a mirar hacia atrás, te das cuenta que las cosas siempre pasan por algo, las buenas y las malas, todo termina teniendo una razón y una explicación. Y estás listo para seguir, para disfrutar el presente, el ahora y mirar hacia delante.
A veces este momento en el que todo tiene sentido tarda en llegar, y durante el proceso se viven situaciones y emociones intensas, muchas veces, y en esos instantes podemos llegar a pensar que no hay luz al final del camino porque todo se vuelve oscuro; pero ahí es cuando más fuertes debemos ser, confiar en nosotros, y seguir hacia delante porque llegará ese punto en el que todo encaje, en el que te des cuenta que ya no eres el mismo, pero tu nueva versión es la que debía ser para continuar.
Sé que todo suena muy bien sobre el papel, pero la vida te enseña que todo lo que te pasa, bueno y malo, es porque así debía ser y por eso, cuando ya has salido de el remolino de emociones es que todo va tomando forma y eres capaz de entenderlo, analizarlo y sobre todo aceptarlo.
Y es en ese mismo instante de aceptación que el color cambia, que entra como una luz que trae esa paz que te dice que todo va a estar bien. Ahí se logra un equilibrio que te recuerda que por muy larga que sea la noche, siempre amanece.
Si estás pasando por ese túnel ahora mismo, recuerda que todo va a acabar poniéndose en su lugar.
Fuerza, fe y confianza en ti mismo.
