Santo Domingo.– «Todos en Haití son víctimas de la delincuencia y la iglesia no es la excepción», dijo hoy el padre Germain Clerveau, sobre el secuestro por parte de bandas a seis monjas.

El director Nacional del Servicio Nacional Jesuita de Migrantes, explicó que las religiosas al momento de ser retenidas por los hombres armados se encontraban a bordo de un autobús en la capital, Puerto Príncipe, y que sus familiares y miembros de  la comunidad de fe están participando en el proceso de negociación.

“Es una situación preocupante, Haití desde hace varios años se enfrenta a muchos problemas de seguridad”, dijo el sacerdote jesuita entrevistado en el programa El Día que se transmite por Telesistema Canal 11.

En Haití los homicidios subieron a más del doble en 2023 con respecto al año anterior, hasta 4.789 muertes violentas, mientras que la Policía “abrumada por la violencia desenfrenada de las bandas” sufre constantes deserciones y en el año pasado 1.636 agentes abandonaron el cuerpo.

Durante la entrevista el padre Germain Clerveau.

Estos datos aparecen en el último informe del secretario general de la ONU al Consejo de Seguridad sobre Haití, que dibuja un panorama cada vez más preocupante de la violencia en el país caribeño. Si en 2022 hubo 2.183 muertes violentas, esa cifra se disparó hasta los 4.789 en 2023, lo que equivale a una proporción de 40,9 homicidios por cada 100.000 habitantes, recuerda el informe.

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El secuestro de las monjas ha causado un “enorme dolor” en la comunidad y la gente está muy preocupada, explicó el sacerdote. 

Papa Francisco pide liberación

Sobre el caso, el pasado domingo el papa Francisco intercedió tras el rezo del Ángelus por la liberación de 6 monjas y otros rehenes secuestrados en un autobús en Haití el viernes.

Monseñor Pierre-André Dumas, obispo de Anse-à-Veau y Miragoâne, condenó «con vigor y firmeza este acto odioso y bárbaro, que ni siquiera respeta la dignidad de estas mujeres consagradas que se entregan de todo corazón a Dios para educar y formar a los jóvenes, los más pobres y vulnerables de nuestra sociedad».

Los hombres armados que secuestraron a las monjas que trabajan dando atención educativa en Haití, piden a cambio de su liberación tres millones de dólares.

El sacerdote explicó que se trata de la vida de personas, por lo cual el proceso de negociación es lento y están esperando que sean rescatadas por las autoridades.

Un país sumido en la vinolencia

Reconoció que ese país lleva años enfrentando la delincuencia de las bandas, que es principalmente alimentada por la inestabilidad política.

“La iglesia trabaja por los más pobres y en muchos de los espacios donde trabajamos no vemos la presencia física del Estado”, destacó el religioso.

En Haití los secuestros, pasaron de 1.359 a 2.490 de un año a otro, es decir, aumentaron en un 83 %. Las bandas armadas han tomado entre los blancos de sus ataques a las propias comisarías de policía- a lo largo de 2023, 45 estaciones policiales quedaron inutilizadas, lo que supone más de la décima parte de las 412 existentes en el país.

El director Nacional del Servicio Nacional Jesuita de Migrantes, resaltó que lo peor que pueden esperar es que se secuestre una hermana (monja), que no tiene dinero, “nosotros no tenemos dinero, trabajamos por la jubilación y pertenecemos a una comunidad y esto nos duele”.

El padre jesuita reconoció que es una situación compleja, porque se trata de un círculo que gira en torno a los secuestros.

“Las bandas existen en conexión con personas que tienen intereses y en esa cadena están las personas que venden armas, los políticos”, aseveró el padre Germain Clerveau.

Explicó que en ocasiones, los secuestradores piden mucho dinero y a su juicio en Haití no hay espacio donde gastar tanto capital.

Por lo que se cuestiona “cuáles son los actores que están detrás de eso (los secuestros), no son solo los jóvenes que están en las bandas».