Los precios de los combustibles no le han dado descanso al ministro Ito Bisonó, quien ha tenido que aguantar como un estoico las descargas de algunos que lo consideran más que un político profesional y un alto funcionario, un mago.
En realidad desde su condición no tiene más remedio que entendérselas con los hechos tal y como son, no puede cambiarlos sin cambiar las reglas de juego.
Antes de haber sido juramentado en el cargo, que hoy desempeña, habló de transparentar la fórmula de fijación de precios a partir de un software, o algo por el estilo, de manera que cada quien pudiera acceder a la realidad. Sabrá Dios lo que entendió una parte de la población, que ahora quiere verlo en el fuego.