El 31 de enero de cada año se celebra en nuestro país el Día Nacional de la Juventud, en honor a San Juan Bosco (1815-1888), el llamado Padre y Maestro de la Juventud.
Este sacerdote católico italiano, educador y escritor, dedicó su vida al mejoramiento y la educación de los jóvenes de las calles, delincuentes juveniles y otros niños desfavorecidos de la Italia del Siglo XIX.
Como educador, basó sus métodos en el cariño y la bondad, dejando a un lado los castigos tradicionales de la época.
Aquí te mostramos algunas de sus frases más destacadas:
-Todos los ejércitos son inútiles si Dios no los asiste.
-Haz el bien mientras aún tengas tiempo.
-Perdona todo a otros, pero nada a ti mismo.
-Nuestro mayor enemigo es la pereza; combatámosla sin descanso.
-No dejes para mañana el bien que puedas hacer hoy. Quizás no haya un mañana.
-No hagas nada hoy de lo que te puedas avergonzar mañana.
-Tolera las imperfecciones de los demás si quieres que los demás toleren las tuyas.
-Sin confianza ni amor, no puede haber una buena educación.
-Recuerda, Dios no recompensa los resultados, sino el esfuerzo.
-Déjate guiar por la razón y no por la pasión.
-El niño que no puede tolerar ofensas, que no puede aceptar el castigo de sus padres o superiores, aún está lejos de conocer la virtud.
-Mantente lejos de la pereza y de las personas perezosas. Lleva a cabo tus labores, ya que cuando nos dejamos llevar por la pereza estamos en peligro de pecar.
-Si tus padres viven en la fe, serán buenos consejeros, porque te conocerán bien, y su consejo será bueno y fiable.
-El buen cristiano obedece a sus padres, sus maestros y sus superiores, porque en ellos ve a Dios.
-Dios a veces castiga a los padres negligentes en esta vida y acorta los días de los niños desobedientes.
-En cuanto sientas la tentación, ocúpate con algo. La pereza y la modestia nunca van juntas.
-Por desgracia, los padres no son siempre buenos consejeros, ya que no siempre se guían por lo que es mejor para el bienestar espiritual de su hijo.
-La experiencia me ha demostrado que el bienestar y la felicidad de una familia solamente están garantizados por la práctica de la religión.
-Sé obediente con tus superiores y sumiso a sus órdenes, ya que son nuestros superiores los que velan por nosotros como si tuvieran que dar explicaciones a Dios sobre el bienestar de nuestras almas.