Patricia Arache
@patriciarache
En la campaña electoral municipal que culminó el 18 de febrero con la elección de 158 alcaldes, 1,164 regidores, 235 directores de distritos municipales y 735 vocales en todo el país, el drenaje y las inundaciones fueron temas de debates, fundamentalmente, en el Distrito Nacional, cuyos habitantes depositaron casi el 61% de los votos a favor de la actual y reelecta primera alcaldesa de la ciudad, Carolina Mejía.
A propósito de nuestra realidad y del debate referido, quiero compartir una estrategia que ha surgido del pensamiento chino, basado en análisis de antiguas experiencias y que su autor, el arquitecto paisajista, profesor de la Universidad de Pekin, Kongjian Yu, denomina como “ciudades esponjas”.
“Llevamos 200 años utilizando la infraestructura de drenaje convencional y no hemos resuelto el problema de las inundaciones”, ha dicho Kongjian Yu, en entrevista publicada por The New York Times, bajo la firma de Richard Schiffman
La propuesta del experto oriental consiste en permitir que las aguas disipen las fuerzas de las crecidas, realentizándolas y generándoles espacios para que puedan expandirse, en vez de instalar más tuberías de desagüe, construir muros de contención y canalizar los ríos entre diques de concreto, que intenten detener su marcha.
El laureado urbanista considera que tal estrategia ayudará a gestionar las crecidas de agua, provocadas por tormentas cada vez más feroces y destructivas, como consecuencia del cambio climático y acota: “no se puede luchar contra el agua. Hay que adaptarse a ella”.
Resulta una audaz, pero nada simple propuesta, que evoca el antiguo proverbio de que “si no puedes contra el enemigo, únete a él”, lo que, en estos tiempos de cambios, de innovación, de avances y de miradas distintas, puede representar una invitación a la adaptación y a la supervivencia.
Hay grandes expectativas respecto a la estrategia de “Ciudades esponjas”. Ya, en el año 2015, el presidente Xi Jinping inauguró de manera oficial ese programa con proyectos piloto en 16 ciudades chinas, y desde entonces se ha ampliado a más de 640 lugares en 250 municipios de todo el país.
El concepto ha sido aplicado en otros lugares, más allá de China, como Tailandia, Estados Unidos, en las ciudades de Seatle y Boston; y hasta a Europa, con un diseño reciente en la ciudad de París, Francia.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que las ciudades esponjas logran evitar que el agua de la lluvia inunde las ciudades, mientras se implementan formas de conservarla para su eventual reutilización, en lugar de enviarlas al desagüe. ¡Nada descabellado!
Las informaciones sobre el tema indican que el concepto puede apreciarse en el parque Houtan, una franja verde de poco más de un kilómetro y medio de longitud junto al río Huangpu, en Shanghái, donde Yu, el ideólogo, diseñó su propuesta en el lugar donde antes había un parque industrial.
China tiene como objetivo lograr que para el año 2030, el 80% de sus áreas urbanas absorba y reutilice al menos el 70% del agua de lluvia.
Yu, galardonado con el Premio Internacional de Arquitectura Paisajista Oberlander 2023, rechaza el modelo actual de urbanismo basado en “enormes inversiones no sostenibles”, en obras como presas, enormes muros de contención o canalizaciones y tuberías que han demostrado ser inútiles a la hora de evitar inundaciones catastróficas.
Ojalá que aquí haya sectores de decisión que puedan estar analizando la posibilidad de impulsar estrategias del tipo de “ciudad esponja” toda vez que, de acuerdo a un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), República Dominicana es uno de los cinco países de la región más vulnerable al cambio climático.