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Emprender es estar dispuesto a liderar

Uno de los primeros retos invisibles de todo emprendedor es la capacidad de asumir los sacrificios necesarios para llevar adelante una idea y una visión.

Se cuenta que Alejandro el Grande, en medio de un desierto, recibió un casco lleno de agua cuando sus hombres morían de sed.

En vez de beberlo, lo derramó sobre la arena. Ese gesto fue más poderoso que cualquier discurso: sus soldados comprendieron que su líder estaba dispuesto a morir con ellos. Y renovaron su fuerza.

Ese es el dramatismo del liderazgo emprendedor. El líder es el último en cobrar, el último en salir, el último en descansar. Pero es también el primero en volver al día siguiente, con la mente fresca y la idea necesaria para resolver el problema.

Emprender es liderar. Y liderar no es tarea fácil. Significa poner a otros primero: nuestro equipo, nuestra gente, nuestros clientes. Es cargar sobre los hombros la misión de dar esperanza, incluso cuando uno mismo siente cansancio o incertidumbre.

La historia ofrece ejemplos claros. Juan Pablo Duarte no dudó en usar la fortuna familiar para su emprendimiento mayor: la República Dominicana. Steve Jobs aceptó regresar a Apple con un salario simbólico de un dólar, apostando a una empresa que parecía perdida.

Elon Musk arriesgó todo su capital personal para salvar Tesla y SpaceX, en días en que ambas compañías estaban al borde de la quiebra.

Howard Schultz hipotecó su casa para comprar Starbucks y darle un giro que lo transformó en un referente global. Sara Blakely, fundadora de Spanx, invirtió sus ahorros personales y enfrentó años de rechazo hasta convertir su idea en una de las empresas más exitosas lideradas por una mujer.
Lo común en todos estos casos es la disposición a sacrificar algo personal —fortuna, comodidad, reputación— en nombre de una visión más grande.

Esa es la medida del liderazgo.
Emprender significa estar dispuesto a liderar, y liderar significa aceptar el peso de ser ejemplo.
Ese es el verdadero precio del liderazgo: poner a otros primero, dar confianza en medio de la adversidad y sostener la visión cuando nadie más cree.
La pregunta, al final, es simple y profunda: ¿qué estás dispuesto a sacrificar tú para liderar tu emprendimiento?

*Por Luis de Jesús Rodríguez

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