Emociones y enfermedades
Tanto la medicina tradicional oriental como la medicina occidental coinciden al afirmar que las emociones en conflicto acarrean enfermedades, y con ellas una vida difícil e incluso muerte prematura.
La mayoría de las personas crecemos de espalda al pensamiento y análisis de nuestras emociones por lo que, por ejemplo, cuando nos enojamos buscamos al culpable fuera de nosotros mismos; no nos detenemos a pensar que la verdadera razón de ese enojo es el pobre manejo de nuestras emociones.
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Estudios realizados en muchos países demuestran, por ejemplo, cómo la tristeza y la depresión permean el sistema inmunológico; consecuentemente podemos enfrentar enfermedades respiratorias y digestivas.
Las personas que viven llenas de ira, mayormente enojadas, al igual que quienes experimentan frustración, son propensos a sufrir afecciones en: hígado, vesícula biliar y el sistema muscular.
Quienes no logran manejar la ansiedad o viven vidas insatisfechas tienden a sufrir dolores de cabeza y/o dolores en la parte baja de la espalda.
Quienes viven con diabetes o sobrepeso, es aconsejable que descubran aspectos de sus vidas en los cuales son más o menos obsesivos. La obsesión está muy relacionada con los procesos metabólicos.
Los riñones son muy sensibles a las emociones que producen los miedos. El neuro-físico Álvaro Hernán González clasificó los miedos en más de 100 tipos.
Sin lugar a dudas, no estamos educados para admitir que sufrimos a causa de esas emociones, peor aún, admitir que nuestras enfermedades son inconscientemente autogeneradas. Sin embargo, vale la pena meditar sobre el tema y regalarnos la oportunidad de experimentar la sanación de esas emociones; encontrar armonía y balance. Cuando una persona está tranquila, siembra tranquilidad y paz a su alrededor y eso trae bienestar y prosperidad a su familia.
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