De seguro ya has escuchado sobre la relación entre las emociones mal manejadas y el desarrollo de enfermedades. Quiero llamarte la atención por si tú o algún ser querido está sufriendo una enfermedad a la cual no les ha podido encontrar solución con las medicinas tradicionales.
La medicina, al igual que los médicos, son una gran bendición. Sin embargo, se les dificulta hacer milagros cuando los pacientes tienen grandes temas almacenados en el alma.
Muchas personas son más resistentes que otras a enfrentar esas emociones. Podría parecer más fácil crear una coraza en torno al problema y seguir en movimiento sin entender que tarde o temprano la coraza se romperá y lo que hay dentro empezará a permear los tejidos.
Lo ideal sería gestionar apropiadamente las emociones tan pronto como ocurren los eventos, pero no siempre estamos preparados en el momento del trauma. Sin embargo, nunca es tarde para empezar a transformar esos sentimientos y emociones difíciles en experiencia de sanación personal y/o familiar.
Cada enfermedad simple o compleja, está relacionado con algo que nos ha impactado sea un evento como la muerte de un ser amado, la manera ruda que muchos padres utilizan para corregir o educar a los hijos donde gradualmente se va creando una herida sistémica en el niño/a, u otro de tantos tipos de heridas que se producen a lo largo de la vida.
Recuerdo a una maestra de psicología en la universidad que decía que los pacientes llegaban a su consulta cuando ya ninguna otra especialidad les podía ayudar. Reflexiona hoy sobre si ese es tu caso y busca la ayuda que aún no haz recibido. Hay quienes creen poder vivir con el resentimiento a quien les daño pero no saben que ese odio les puede traer sufrimiento y hasta la muerte.