
SANTO DOMINGO.-La falta de urbanidad está afectando la salud física y mental de muchas personas en el inicio de esta tercera década del siglo XXI dominicano y hasta donde se alcanza a ver, la tendencia desde el Estado se orienta a la administración del caos.
Desgraciadamente, la gerencia del desorden está afincada sobre materiales explosivos, como pueden serlo la ignorancia de las normas, no sólo por sujetos marginales, sino por todos los que necesitan sobrevivir en este ambiente, y lo peor, el Estado, que las pone a un lado de manera olímpica o las aplica con gradualidades prácticas ajenas a la letra o a la intención del legislador. ¿Un ejemplo? La ley de tránsito; ¿otro? El 4 % para la educación, ¿una tercera? Armas de fuego.
