Todos los estudios que se hacen sobre la calidad de la educación en República Dominicana coinciden en revelar las malas calificaciones en matemáticas, lectura comprensiva y ciencias.
Esas tres áreas tienen un denominador común: requieren capacidad de pensamiento lógico y reflexivo.
Las matemáticas nos enseñan a llegar a resultados utilizando fórmulas y signos como instrumentos.
Quien carece de un pensamiento ordenado difícilmente podrá mostrar resultados correctos ante un problema matemático.
De ahí que muchos de los propulsores de las matemáticas como la conocemos ahora fueron primero filósofos, pensadores.
En lectura pasa lo mismo. La lectura, aunque se entiende como un simple proceso de descifrar símbolos, tiene como objetivo que la gente entienda lo que va descifrando.
Por eso en las evaluaciones a las que hacemos referencia no se trata de “alfabetización”, se le denomina “lectura comprensiva” porque lo que se quiere es que las personas comprendan lo que están leyendo.
Cuando en las aulas hablamos de ciencia no se refiere a que se produzcan nuevos conocimientos, sino a comprender los conocimientos existentes. Claro que el estadío máximo es llegar a producir nuevos conocimientos a través del método científico.
En conclusión, estos estudios lo que nos están diciendo es que nuestras aulas no están preparando a las personas para pensar con lógica, para comprender los fenómenos y mucho menos para producir análisis.
Cuando comprendemos esto, podemos entender por qué es tan difícil en el país el diálogo racional, la convivencia ordenada y las discusiones productivas.
El origen de muchos de nuestros males sociales radica en los resultados que nos dan esos estudios: en nuestras aulas los alumnos tienen dificultades para aprender a pensar de manera lógica.
