El verbo matar es, hoy por hoy, uno de los más usados en la lengua castellana, por lo menos en la República Dominicana.
Yo mato, tú matas, él mata, nosotros matamos, vosotros matáis (ustedes matan), ellos matan.
Póngalo como usted quiera, de arriba para abajo o de abajo para arriba, y compruebe que es el verbo más conjugado en las páginas de los periódicos y en los noticiarios de la radio y la televisión.
¿Es ello síntoma de un periodismo amarillo y sensacionalista? ¿Es que a la prensa y los periodistas les atrae la noticia sangrienta por encima de todas las cosas?
No. Es la propia sociedad a la que todos pertenecemos la que produce víctimas criminales con cada vez mayor frecuencia y crueldad. Son las condiciones socioeconómicas las que dan lugar al auge del sicariato, un oficio desconocido entre nosotros hasta hace muy poco tiempo, pero que se desarrolla a velocidad vertiginosa ante el azoro colectivo.
Hay que prestarle atención a este fenómeno social negativo, antes de que sea tarde. Quizás tienen razón los que propugnan por un endurecimiento de las penas criminales, incluyendo el establecimiento de la cadena perpetua para determinados casos específicos.
¿Por qué no se embarca el Gobierno en una encuesta o estudio sociológico y jurídico que determine qué proporción del pueblo soberano apoya aumentar las sanciones a los delincuentes para tranquilidad y sosiego de una sociedad atemorizada e indefensa frente al crimen? Estoy seguro de que, si lo hace, encontrará un buen apoyo para la realización de una obra que le reportará grandes beneficios en varios órdenes, incluido el orden político.