En cada actividad humana es bueno que los competidores en una justa en igualdad de condiciones, si realmente existen, muestren el optimismo en sus potencialidades y posibilidades de triunfo. En la política, sin embargo, las pasiones se desbordan y la conciencia se nubla, en virtud de que pocos se preparan para perder, aunque conozcan que no tienen aval para ser exitosos.
Este fenómeno se observa para las primarias abiertas y cerradas del domingo que celebrarán los partidos de la Liberación Dominicana y Revolucionario Moderno.
Entre los seguidores de los diferentes precandidatos existe un triunfalismo como si realmente el evento del domingo definiera los hechos que habrán de replicarse en las elecciones presidenciales de 2020. Ninguno muestra ánimo de que perderá, lo que podría dificultar un poco la labor desplegada por la Junta Central Electoral, lo que podría poner en cuestionamiento su credibilidad, en caso de que alguien ose denunciar un supuesto fraude o irregularidades en el proceso.
El liderazgo
En la cúpula de los partidos está el compromiso de revestir a la Junta Central Electoral de la confianza necesaria al exhibir madurez cuando los resultados sean favorables o adversos, según la voluntad de los votantes.
Solo un precandidato del PLD y del PRD podrá ser declarado ganador de las primarias, por lo que habrá que preparar a sus seguidores ante la realidad que se presentará desde que cerrado el proceso de votación la Junta se aboque al escrutinio y posterior emisión de los resultados sobre el mismo.
