La recién aprobada Ley Orgánica de Régimen Electoral (15-19) menciona por primera vez a un personaje muy común en la fauna política dominicana: el tránsfuga.

Planteando que esa calificación “se atribuye a aquellos representantes que, traicionando a sus compañeros de partido, o apartándose individualmente o en grupo del criterio fijado por los órganos competentes de las formaciones políticas que los han presentado, o habiendo sido expulsados de estas, pactan con otras fuerzas políticas” (numeral 5, artículo 2).

La única sanción que plantea esa ley es que quienes hayan sido postulados por un partido no podrán ser postulados por ningún otro partido en el mismo proceso electoral (artículo 134). Si usted inscribe una precandidatura a lo que sea, por el partido que sea, ya no puede aspirar a ninguna otra cosa en ningún otro partido.

¿Pero puede un tránsfuga caer preso por eso?… Existen cosas ligadas al transfuguismo que pueden ser sancionadas de forma severa.

Pongamos el ejemplo “hipotético” de que el PLD anda ofreciendo 25 millones a diputados para que apoyen la reelección.

Como quienes hagan eso serían expulsados de sus actuales partidos, les garantizan además una candidatura en el PRD u otra de sus bisagras.

Cambiar de partidos no es un delito, ni ir en contra de las líneas partidarias…. Pero aceptar ese dinero constituye enriquecimiento ilícito, concusión, lavado de activos, corrupción, asociación de malhechores, coalición de funcionarios, etc.

De esa manera el transfuguismo pasa de ser una falta electoral, a un delito penal.
Quienes en base a dádivas traicionen sus partidos, deben estar conscientes de que si no gana aquel a quien ellos se aliaron, estarán muy cerca de perder no solo el dinero que se “buscaron”, también su libertad, y la poca reputación que les pueda quedar… Y no olviden que esos delitos duran hasta 10 años para prescribir, así que podrán ser sometidos hasta el año 2030.

Un consejo gratis que les daré a los tránsfugas: cuelen su café claro, para que sus ambiciones y su poca vergüenza no terminen por llevarlos a donde nunca quisieron llegar.