Instrucciones técnicas para escritores sin futuro
1.-Abre una página en la pantalla. Inicia un cuento con cualquier idea en tu ordenador; y no pidas sugerencias mientras trabajas. Escribe sin un tiempo marcado, de manera libre y creativa.
2.-Escribe conforme a tu ritmo personal. Avanza sin sujetarte a estilos de herencia y cuestiona permanentemente tu frontera mental.
3.-La página en blanco incita a escribir, pero no siempre te lleva a terminar el cuento con un punto final que resulte convincente, lógico e idóneo.
4.-Nunca empiece a escribir pensando en terminar el cuento de una sola sentada; y que además lo puedas lograr con un final sorpresivo o de alto impacto.
5.-No existe el punto final perfecto y complaciente. En algunos casos podría ser un final feliz. Solo se necesita un principio, un punto de partida de alto impacto, que seduzca y arrastre el interés del lector. Y si se logra con una sola frase, contundente, mejor.
6.-Una vez concluido el cuento, verifica si su desarrollo, en algún punto, necesita un refuerzo en la argumentación; si requiere diálogos o retratos de los personajes principales. Una lectura crítica, o segunda mirada, ayuda a ver qué funciona, qué motiva y qué se resiste, silenciosamente, a todo o parte del engranaje o la estructura esencial. El escritor, mientras el cuento está inédito, puede jugar con planos alternativos.
7.-La persistencia, cuando raya en la obsesión, buscando desesperadamente un final de alto impacto, mata la creatividad. Huye al síndrome del círculo vicioso.
8.-Una mirada crítica o el receso cuando llega el cansancio, define algo engañoso, parecido a un final. Evítalo. Enfócate en el corazón del texto, a través de varias lecturas iluminadoras.
9.-Hay que acometer la escritura con sosiego y paciencia creativa. No son pocos los escritores que buscando el punto final de manera obsesiva estropean la obra.
10.-El trabajo laborioso entre el principio y el final, apuntalado por varias lecturas, línea por línea, resulta de capital importancia. En un cuento no siempre el final está en la última línea que escribe el autor.