Cuesta tan solo 251 rupias (US$3,6), es casi calcado al iPhone 4 de Apple, tiene 3G y además 8GB de memoria.
Todo esto y más promete el Freedom 251, un teléfono inteligente puesto a la venta este jueves por la compañía india Ringing Bells.
Ésta fue creada hace menos de un año en Noida, cerca de la capital, Nueva Delhi, y ahora se enorgullece de haber lanzado al mercado un dispositivo con características similares a otros móviles que cuestan 15 veces más.
Su apuesta es vender más teléfonos baratos que nadie en India, el segundo mayor mercado de celulares del mundo donde hay 1.000 millones de usuarios.
Los compradores tienen que pagar el teléfono por adelantado y los pedidos comenzarán a entregarse en junio.
El sistema de reservas de Ringing Bells se colapsó pocas horas después de poner el celular a la venta ya que, según la compañía, recibieron 600.000 visitas por segundo.
Miles de personas también invadieron las oficinas de la compañía con la esperanza de asegurarse uno de estos dispositivos.
¿Demasiado baratos?
Pero algunos expertos de la industria dicen que todo esto es demasiado bonito para ser realidad y que es insosteniblemente barato.
Concretamente, dicen que sólo los componentes de un smartphone cuestan ocho veces más que el precio de venta del Freedom 251, sin contar los gastos de producción, distribución y marketing. Esto sugeriría que la empresa incurriría pérdidas del 90% que debería cubrir de alguna manera.
Ringing Bells niega que hayan recibido una subvención del gobierno y asegura que los costos serán cubiertos gracias a economías de escala.
Sin embargo, el director ejecutivo de Datawind, Suneet Singh Tuli, cuya empresa proveyó la tableta barata Aakash al gobierno indio, dijo que «componentes como la memoria por si solos cuestan más de 251 rupias (el precio de venta del nuevo smartphone), así que las economías de escala nunca alcanzarán las 251 rupias».
Algunos analistas apuntan por tanto que la empresa podría intentar recuperar sus pérdidas vendiendo otros teléfonos en el futuro a precios mucho más altos.
Más dudas
Pero ahí no se quedan las dudas. El prototipo que presentó la compañía y que vieron los periodistas era en realidad un smartphone chino de la compañía Adcom cuyo nombre estaba cubierto con pintura blanca.
Adcom, cuya sede está en Nueva Delhi, se dedica a importar productos de tecnología a India. Su teléfono inteligente, el Ikon 4, se vende en el país pero a un precio de 4.000 rupias (US$59).
El periódico indio Hindustan Times citó al director de marketing de Adcom diciendo que desconocía que su empresa estuviera ligada al Freedom 251.
La Asociación India de Teléfonos Móviles (ICA, por sus siglas en inglés) pidió al ministro de Comunicación y Tecnologías de la Información de ese país, Ravi Shankar Prasa, que investigue este producto al considerar que es imposible vender un celular 3G por menos de 2.700 rupias (US$40).
Un miembro del parlamento indio perteneciente a la bancada oficialista, Kirit Somaiya, fue más allá y advirtió por carta al ministro que podría tratarse de un fraude masivo.
Según el analista de CMR, Faisal Kawoosa, «se trata de un nuevo competidor sin ninguna experiencia previa en electrónica».
Y añade que la compañía no parece tener un permiso oficial, obligatorio para todos los celulares vendidos en India.
La página web del gobierno indio, sin embargo, sí muestra un registro para celulares «Freedom» construidos por la empresa china Shenzhen HSEM.
Lo que sí se sabe es que Ringing Bells fue fundada hace pocos meses y hace poco lanzó el smartphone 4G más barato de India por 2.999 rupias (US$44).
El misterio continúa.