México.-El superhuracán Patricia, que el viernes era uno de los más fuertes jamás registrados y se preveía con un potencial devastador, se transformó el sábado en una depresión tropical mientras se internaba por una región montañosa en el centro de México.
Aunque muy debilitada, la tormenta conservaba fuerza suficiente para descargar lluvias intensas capaces de provocar inundaciones y deslaves peligrosos, advirtieron las autoridades.
Patricia tocó tierra el viernes por la tarde como huracán categoría 5 y vientos de hasta 325 kilómetros por hora, pero impactó en una zona de la costa del Pacífico mexicana poco poblada, situada entre la turística de Puerto Vallarta y el importante puerto de Manzanillo, dos ciudades donde los efectos de la tormenta fueron menores aunque sus habitantes pasaron miedo.
“Se siente miedo, estar ante un evento de esta magnitud”, reconoció Luis Valdez, a las puertas del restaurante en el que trabaja como cocinero, un establecimiento en primera línea de playa en Manzanillo uno de cuyos muros fue destruido por el embate del viento y el agua.
Pese a los primeros informes de inundaciones y deslaves, no había noticias de muertes ni de daños importantes a primera hora del sábado mientras el meteoro avanzaba sobre las montañas del interior del país.
Las imágenes de televisión grabadas en la costa mostraban árboles y postes eléctricos derribados y calles inundadas. Milenio TV incluyó imágenes de autos y autobuses arrastrados por las crecidas en el estado de Jalisco.
Y en Manzanillo, Colima, las calles estaban con restos de muros, vallas o carteles por los suelos. “Las olas entraron en el hotel y todas las calles están llenas de árboles caídos, postes y cables”, explicó Domingo Hernández un trabajador de la turística localidad de Barra de Navidad, en Jalisco, una de las zonas por donde Patricia tocó tierra.
Hernández dijo que fue la tormenta más grande que había vivido el pueblo en más de un cuarto de siglo que él vive allí.
El presidente Enrique Peña Nieto, en un mensaje televisivo el viernes por la noche, dijo que los daños eran “menores a los correspondientes a un huracán de esa magnitud”, aunque señaló que “la parte más peligrosa” estaba por verse.
Patricia se debilitó el sábado por la mañana hasta convertirse en depresión tropical, con vientos sostenidos máximos de 55 kilómetros por hora (35 millas por hora) que se situaban a unos 155 kilómetros de la ciudad de Zacatecas y se esperaba que se disipara durante el día sobre las montañas del interior de México, informó el Centro Nacional de Huracanes en Miami.
“Las montañas sirvieron de barrera y eso, al final del día, lo que logro es que se evitara que pasara el viento”, dijo el secretario federal de Turismo, Enrique de la Madrid, quien calificó de una “suerte extraordinaria” que lugares como el turístico Puerto Vallarta no resultaran afectados. Las medidas de prevención también fueron importantes, como explicó Joel Cisneros, un zapatero de Manzanillo.
“”Fue difícil, no nos dio tiempo a nada, el agua casi llegó a 1,15 metros pero gracias a Dios con todos los anuncios, todo muy bien, porque tomamos muchas precauciones”, dijo mientras desatascaba su camión del fango.
Brandie Galle, una turista de Grants Pass, Oregon, dijo que se había refugiado con otros visitantes en un salón de fiestas con ventanas protegidas en el Hard Rock Hotel de Puerto Vallarta.
Dos horas después de que el huracán tocara tierra, y dado que la ciudad no había sufrido graves consecuencias de la tormenta, los trabajadores les dejaron salir para comer en un restaurante del hotel. “Dijeron que parecía que la tormenta había golpeado más abajo”, dijo.
“Todo el mundo empieza a animarse un poco, pero sigue un poco en vilo esperando a ver qué pasa con la tormenta”. Algunos huéspedes desesperados por marcharse habían pagado antes 400 dólares a taxistas para que les llevaran 200 kilómetros (120 millas) hasta la ciudad interior de Guadalajara, dijo Galle.
Los aeropuertos de Puerto Vallarta, Manzanillo y Tepic estaban cerrados el viernes, pero las autoridades anunciaron un puente aéreo el sábado para sacar a los viajeros varados de las zonas golpeadas por la tormenta. El secretario de Turismo confió, además, en que los vuelos comerciales pudieran restablecerse este sábado.
A lo largo de un tramo de costa salpicado de tranquilos pueblos pesqueros y deslumbrantes complejos turísticos, vecinos y visitantes se habían refugiado en albergues y viviendas.
En Puerto Vallarta, los habitantes habían protegido sus casas con sacos de arena y cubierto las ventanas de tablones y cinta adhesiva, mientras que los hoteles recogieron los restaurantes a pie de playa. El sábado por la mañana todos respiraban aliviados.
“Es increíble como pasó de ser la peor de la historia a sólo algo de lluvia intensa”, comentó Susanna Sokol, miembro de una familia de cinco de un suburbio de Detroit que tenían pensado salir el viernes de Puerto Vallarta pero terminaron pasando varias horas en un refugio en una universidad tras la cancelación de su vuelo.
Cuando llegó la noche estaban donde empezaron: en su hotel, e ilesos. “Durante un rato fue bastante estresante”, dijo Tom Sokol.
“Me sentí culpable por traer a mis hijos aquí”. Más al sur, en el estado de Colima, un portavoz del servicio de Protección Civil, Jesús Ramírez, indicó que el sábado por la mañana, tampoco en ese estado se tenían reportes de daños graves.
Ramírez indicó que fueron evacuadas más de 2.100 personas de diez municipios del estado que estaban en lugares más vulnerables, parte de la zona costera y parte en las faldas del volcán de Colima donde se preveían peligrosos deslizamientos de tierra y ceniza, que podrían empezar a regresar a sus casas a lo largo del día.
Patricia se formó el martes como tormenta tropical y ganó fuerza con rapidez hasta convertirse en huracán. En 30 horas había alcanzado la categoría 5, tomando a muchos por sorpresa con su veloz evolución y el viernes se había convertido en el huracán más potente jamás documentado en el continente americano, con una presión central de 880 milibares y vientos sostenidos de 325 kilómetros por hora (200 millas por hora), según el Centro Nacional de Huracanes, aunque las autoridades mexicanas aseguraron que alcanzó los 400 kilómetros por hora.
Las autoridades mexicanas declararon el estado de emergencia en docenas de localidades de los estados de Colima, Nayarit y Jalisco, y se cerraron las escuelas. Muchos vecinos compraron suministros antes de la llegada de la tormenta.
Las autoridades abrieron cientos de refugios y anunciaron sus planes de cortar la electricidad como medida de seguridad.
Patricia podría ser también una amenaza para Texas incluso después de disiparse ya que los meteorólogos esperan que la humedad tropical que desplaza alimente las lluvias que ya anegan el estado sureño.
El Servicio Nacional de Meteorología de Estados Unidos señaló que se mantendría un aviso por inundaciones repentinas hasta el domingo en las zonas de Dallas-Forth Worth, Austin y San Antonio. Galveston estaba bajo aviso de inundaciones en la costa hasta el sábado por la noche.