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El sorprendente despliegue militar en el mar Caribe está dirigido a preservar a EE. UU.

  • Algo notable sabe la inteligencia estadounidense que no puede ser advertido desde fuera. Clave. El fracaso de la Cumbre de Alaska está en la base.

USS Gerard Ford, el inmenso portaaviones estadounidense sacado del Mediterráneo para el golpearse el pecho en la mar interior americana.  ARCHIVO
USS Gerard Ford, el inmenso portaaviones estadounidense sacado del Mediterráneo para el golpearse el pecho en la mar interior americana. ARCHIVO

SANTO DOMINGO.-Quienes se ocupan del despliegue militar estadounidense en el Caribe y el Pacífico centran su atención en dos posibles objetivos: una operación contra el narcotráfico internacional o los avances de un desembarco en Venezuela para capturar al presidente Nicolás Maduro.

Otros movimientos militares, sin embargo, permiten extender un poco la mirada y vincular estos movimientos en la mar interior del Continente con el fracaso del presidente Donald Trump en sus esfuerzos por detener la guerra en Ucrania.

Antes de esta inusual demostración en el Caribe, el Gobierno de Estados Unidos de América había hablado, a principio de agosto pasado, del emplazamiento de por lo menos dos submarinos nucleares en el Pacífico, cerca de Rusia, como consecuencia de lo que el propio presidente Trump calificó de comentarios provocadores de un expresidente y actual alto cargo ruso.

“Basándome en las declaraciones altamente provocadoras del expresidente de Rusia, Dmitri Medvédev, quien ahora es vicepresidente del Consejo de Seguridad de la Federación Rusa, ordené el despliegue de dos submarinos nucleares en las regiones apropiadas”, escribió en su red Truth Social, citado por BBC News.

Desde el principio
A finales de octubre pasado CNN Latinoamérica enlistaba los recursos militares puestos a disposición del Comando Sur y desplegados en el Caribe con un buque de operaciones especiales, tres grandes buques de guerra, un crucero lanzamisiles, tres destructores, un buque de combate litoral, un submarino de ataque y propulsión nuclear, aviones de transporte y combate, helicópteros y 4,500 infantes de marina y marineros.

Al día de hoy las tropas rondan los 15 mil efectivos, una parte en tierra y tal vez la mitad a bordo de embarcaciones.

El martes de esta semana, con el ingreso del portaaviones USS Gerard Ford al Caribe la operación militar tomó otro matiz si sabemos que estaba emplazado en Europa, región a la que ha privado de su peso simbólico y poder de fuego y elementos de combate, incluidos más de 5 mil efectivos militares.

El ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, durante ejercicios recientes en Caracas.

Por lo visto de lo que se trata con esto de la inusual movilización de buques, submarino y efectivos en el Caribe, es de garantizarse la seguridad del mar interior ante la eventual escalada del conflicto en Ucrania, que podría convertirse en una guerra europea plena.

Una idea absurda
Si todo este movimiento está, realmente, dirigido a intimidar primero y capturar, finalmente, a Maduro, estamos ante un gobierno dispuesto a usar un tanque de guerra para matar un mosquito, o ante una administración convencida de que Vladimir Putin tiene un compromiso de tal firmeza con Venezuela que sería capaz de avanzar en una guerra transoceánica para mantenerlo en el poder.

La oportunidad de Estados Unidos, si estaba en sus planes limpiar la región de malos afectos, lo cual es un error en el plano personal y en el plano político, la dejó pasar cuando la confrontación entre Venezuela y Guyana por el Esequibo alcanzó el punto de acidez más alto, del que ha descendido casi hasta el olvido.
Cualquier otra forma de intervención sólo serviría para llevar descrédito a la política internacional estadounidense, que se revelaría incapaz de valorar las formas y acogerse al derecho.

El mando mundial no puede estar asistiendo a una crispación sin descanso en Europa, escenario de todos los grandes conflictos bélicos de los tiempos modernos, y seguir administrando inflación, asuntos electorales y fronteras de inmigrantes como si no existieran los riesgos de que una escala de la guerra los agarre con los pantalones en los tobillos.

El verdadero peligro
Venezuela y Nicolás Maduro, Colombia y Gustavo Petro, Cuba y Raúl Castro, Nicaragua y Daniel Ortega, así como los narcobotes, son elementos de distracción emocional detrás de los cuales se mueve algo mayor: el riesgo de una guerra europea de grandes y graves consecuencias ante los que Estados Unidos de América no puede permanecer de país en país, masticando chicle y preguntando a sus líderes cuánto del PIB tienen para el capítulo militar.

Inclusive para el impensable caso de hacerse a un lado y permanecer neutral, un despliegue anticipado de suficiente fuerza en el vecindario es su garantía de que no se acostarán un día para levantarse al siguiente con la base activa de una potencia europea o asiática a tiro de misil de su territorio.

Si finalmente llega a haber una operación en el Caribe contra alguno de los países referidos y sus gobernantes, estaríamos ante un buen indicio de que una escalada es inminente.

Es de dudar que Estados Unidos vaya a la guerra por Taiwán o por Ucrania, pero es casi seguro que lo haría por Santo Domingo, por ejemplo, o para evitar un punto de inseguridad en cualquier área del Caribe, no importa el país.

Los líderes de estos países deberían valorar esta conclusión elemental.

Acuerdo con Rusia

— En vigor
Un acuerdo de asociación estratégica entre Rusia y Venezuela entró ayer en vigor tras su promulgación por los presidentes Vladimir Putin y Nicolás Maduro. Según un cable de Efe, el acuerdo conlleva una ampliación de la interacción entre ambas naciones en varias áreas.

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Periodista. Editor en jefe.

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