SANTO DOMINGO.– A medida que las personas envejecen, ciertos temas relacionados con la salud sexual suelen quedar en el olvido. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha enfatizado la importancia de mantener una vida sexual activa incluso en la tercera edad, destacando los múltiples beneficios que esto puede traer para el bienestar físico y emocional.
Beneficio
Diversos estudios han demostrado que el sexo regular puede contribuir a la mejora de la salud cardiovascular. Según la OMS, la actividad sexual puede ayudar a mantener el tono muscular y mejorar la circulación sanguínea, lo cual es crucial a medida que el cuerpo envejece. Además, la relación sexual activa se asocia con una mayor producción de endorfinas, las cuales son neurotransmisores que promueven la sensación de bienestar y alivian el dolor.
Un estudio realizado por la Universidad de California en 2018 reveló que las mujeres de 60 años o más que mantenían una vida sexual activa tenían un 30% menor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares en comparación con aquellas que no lo hacían. La actividad sexual también puede contribuir a mejorar la función del sistema inmunológico, ayudando al cuerpo a defenderse mejor contra infecciones y enfermedades.
Beneficios emocionales
La salud emocional también se ve beneficiada por una vida sexual activa. La OMS subraya que el sexo no solo es una cuestión de satisfacción física, sino también una forma de conectarse emocionalmente con una pareja, lo que puede fortalecer los vínculos afectivos y aumentar el sentido de intimidad y apoyo mutuo. Para las mujeres mayores, estos aspectos son esenciales para combatir los sentimientos de soledad y aislamiento, que son comunes en la tercera edad.
A pesar de los beneficios evidentes, muchas mujeres de 60 años o más siguen creyendo que el sexo ya no es relevante para su vida. La OMS señala que los mitos sobre la pérdida de deseo sexual, la dificultad para alcanzar el orgasmo y la falta de interés en las relaciones sexuales son creencias incorrectas .
La OMS afirma que, con el paso del tiempo, los cambios hormonales y físicos pueden afectar la sexualidad, pero también resalta que existen múltiples maneras de adaptarse a estos cambios. La comunicación abierta con la pareja y el acceso a recursos como terapias o lubricantes vaginales pueden hacer que las mujeres mayores disfruten de su vida sexual de manera saludable y satisfactoria.