*Por Teodoro Tejada

El informe sobre Desigualdades en el Desarrollo Humano (IDH) en el siglo XXI del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo(PNUD), presentado el martes 10 de diciembre 2019 en Bogotá, en donde se estableció que el relativamente bajo desarrollo humano de la sociedad dominicana, ya que ocupa el 89 lugar deposición entre un total de 189 países y territorios analizados, donde sostiene que la República Dominicana, no obstante ello el país aumento en el periodo 1990 y 2018 el valor del IDH al pasar de 0,593 a 0,745, lo que indica un aumento de 25.6%, lo que le permitió al país subir una posición dentro de ese análisis con relación al 2017.

En su conclusión indica este estudio que la profundización de las desigualdades del desarrollo humano del siglo XXI, solo será posible evitarlo si centramos la atención en combatir la nueva generación de desigualdades, haciéndolo con la adaptación de políticas sectoriales para corregirlas, tomando en cuenta una mirada del ciclo de vida.

Esa posición alcanzada, ha retrocedido por los efectos de la pandemia del coronavirus, el COVID-19, que ha impactado severamente el sistema sanitario y la economía del país, ya que el gasto en que viene incurriendo el estado para acompañar con planes sociales a la población por la pérdida de empleo nunca antes visto y el confinamiento que impone al pueblo el gobierno, con muy escaso tiempo de movilidad, conlleva a la agudización de la pobreza principalmente a la clase desposeída de la nación. El gobierno debe poner en marcha políticas públicas para evitar una profundización en el distanciamiento entre riqueza y pobreza. Es tiempo de cambiar con los viejos modelos antes del covid-19.

Volviendo al ciclo de vida del ser humano se desarrolla dentro de cuatros etapas básicas generales a definir como nacimiento, juventud, adultez y vejez, la vivienda es un elemento vital en las tres ultimas etapas del ciclo de vida de una persona, ya que la vivienda es el anhelo de cada persona y uno de los principales activos de la familia, que sirve de alojamiento, y es un conjunto de espacio de seguridad y habitabilidad, y el deseo de superación que mueve la capacidad de formación de sus adquirientes,  convirtiéndolos  en elementos activos de la economía y la sociedad.

Gran parte de la población dominicana reside en viviendas inapropiadas y no tiene acceso a financiamiento, lo que imposibilita lograr una vivienda digna y adecuada, razón que obliga a crear mecanismos viables que ayuden apalear esta grave crisis de la vivienda.

En República Dominicanas se ha presentado un rápido y desproporcionado crecimiento urbano de las principales ciudades, lo que provoca daños al medio ambiente, tomando en cuenta que la industria de la construcción aporta el 30% de los efectos contaminantes, sumado a la marginalidad, el hacinamiento y la insalubridad de estos lugares.

Para mitigar el problema habitacional se necesita de la unificación de los sectores público y privado; asumiendo el Estado un rol de facilitador creando las bases jurídicas y sociales para promover de forma firme, proyectos habitacionales dirigidos a fomentar la dignidad de la persona.

El déficit habitacional en la república dominicana de acuerdo al programa de gobierno presentado por el hoy Presidente de la nación, Luis Abinader en su programa de gobierno de la pasada campaña presidencial del PRM, 2020–2024, de acuerdo a los datos de la ONE-CELADE, el déficit habitacional se colocaba por encima de los 2,1 millones de viviendas, donde 1,2 millones son del déficit cualitativo, el informe de presentación señala que 1,1millones se debía a las deficiencias de servicios básicos.

El déficit cuantitativo rondaba las 866 mil viviendas en condiciones de hacinamiento por la existencia de más de un núcleo familiar y otros familiares cercanos. Este déficit habitacional continúa en aumento, ya que las viviendas recién construidas en el gobierno del cambio en el plan “Dominicana se Reconstruye”, no obedecen a una reducción del déficit, ya que son casitas construidas de muros de bloques de cemento hasta el alfeice de ventanas y de ahí hasta el techo de madera y techada de madera y zinc, y muchas veces en terreno con asentamientos improvisados y lo que se hace es cambiar las casuchas construidas con materiales de zinc, cartones, hoja lata y otros. Esto lo que nos conduce a un déficit de Entorno que en nada baja el déficit habitacional.

Otro déficit alarmante es el déficit de infraestructura de los servicios que se produce en los lugares que presentan condiciones de: Inexistencia de los servicios, tanto de recolección de basuras, alumbrado, teléfono público, instancia de educación básica y media, servicios de salud, recreación, calles de acceso e internas no pavimentadas y la falta de un trasporte formal.