Para lograr una sinergia exitosa entre aquellos entes productivos, cuya misión es el lucro, y los gobiernos locales, debe existir siempre la armonía.
Gestionar las ciudades es cada vez más complejo debido a diversos factores que lo implican. Los ciudadanos están cada vez más conscientes de sus exigencias y de quiénes son los responsables de satisfacerlos. También existen aquellos que de manera permanente están preocupados no solo por el manejo de los recursos públicos, sino también de la calidad del gasto.
Se requieren hechos concretos, procesos transparentes en las contrataciones públicas, obras que contribuyan al desarrollo sostenible de las ciudades, protección de la cultura y planes en que se evidencien la participación activa de colectivos enquistados en el progreso de los pueblos.
Algunos de los ayuntamientos del país están inmersos en todo esto que mencionamos en el párrafo anterior, nos consta. De hecho, se ufanan tanto en decirlo que en un momento determinado nos preguntamos ¿Cómo lo hacen? Las arcas municipales viven arrastrando déficits gestiones tras gestiones, y hay actuales ayuntamientos que tienen empeñado su presupuesto general en un 90 % producto de nóminas, deudas viejas y actuales, contratos onerosos y una estela de realidades que da hasta grima enlistarlas.
He aquí lo importante de tener un cuerpo edilicio consciente de sus responsabilidades, no importa bajo cuales criterios encontraron al asumir sus funciones para las que fueron electas.
La inventiva, creatividad, reformular gastos, reorientar los planes de desarrollo urbanos y territoriales son algunas de las características que deben de ponerse de manifiesto. Buscar aliados dentro y fuera del gobierno es también una estrategia certera y eficaz. Un aliado importantísimo y de un valor agregado a cualquier gestión local es el sector privado. Empresarios, fabricantes, grandes comercios, banca privada e importadores son parte de ellos.
La llegada de la globalización, el desarrollo de la conciencia ecológica, las mayores exigencias de los usuarios y las nuevas tecnologías fueron algunos de los factores que incentivaron el auge de la responsabilidad social empresarial. De esa manera llegamos a la realidad de hoy, en la que muchas organizaciones, de diferentes tamaños y sectores, se preocupan por ser una empresa socialmente responsable.
Aprovechar las iniciativas de este sector en el orden de mejorar las infraestructuras de los espacios públicos es, sin lugar a dudas, una de las estrategias correctas que ha llevado a cabo el Ayuntamiento del Distrito Nacional. Mediante una investigación realizada pudimos apreciar que grandes importadores y sectores de la banca formal han concebido importantes acuerdos para que el gobierno local del Distrito Nacional pueda llevar acabo un ambicioso plan de reparación y remozamiento de parques y plazas.
En estos procesos en los cuales la Alcaldía sólo interviene como órgano supervisor de manera que se cumplan las normas establecidas vigentes en el tema de los diseños y otros, los recursos son aportados 100 % por el sector privado, así como de quienes las edifican. Ojalá que estas y otras alianzas se sigan manifestando por el bien de los habitantes de la ciudad capital y que este modelo lo imiten otros alcaldes del país.
*Por Víctor Féliz Solano