En muchos de los barrios del Distrito Nacional y de la provincia Santo Domingo hay quejas constantes por los ruidos que se registran en las iglesias cristianas.
Los cultos se prolongan hasta altas horas de la noche, ocasionando dificultades en la cotidianidad de los residentes. Moradores del sector de Pantoja están con el grito al cielo por la inestabilidad emocional que sufren cada vez que una iglesia evangélica reúne a sus fieles, y no hay forma de que la calma retorne antes de la medianoche.
Una vez se pretendió regular esa problemática, pero nada se ha hecho.
Lo que la gente quiere es un mayor respeto de parte de los evangélicos, ya que la desesperación podría provocar males mayores y dificultades.