Hace algún tiempo asistí a una charla en la cual el disertante tomó una gran hoja de papel en el centro de la cual escribió un punto negro con un marcador.
Exhibió la hoja ante la audiencia que le observaba atentamente y preguntó a los presentes qué veían.
Una persona del publico replicó rápidamente: Yo veo un punto negro.
Correcto, dijo el charlista. ¿Qué otra cosa ven ustedes?.
Un pesado silencio invadió la sala.
¿No ven ustedes otra cosa que no sea el punto negro?, preguntó nuevamente.
Un No profundo fue la respuesta, a coro, de todos los presentes.
Ustedes comentó el disertante- no se han fijado en lo más importante que les estoy mostrando: una blanca hoja de papel. Las cosas buenas de la vida envuelven y rodean a las adversidades, grandes o pequeñas, que casi siempre son las que acaparan nuestra atención.
En vez de concentrarnos en las pequeñeces que eventualmente puedan empañar el brillo ajeno o el nuestro propio concluyó-. Deberíamos fijar nuestra atención en la parte positiva, en la parte limpia y pura de la vida. Todos tenemos algo bueno por dentro. Busquémoslo, y no nos fijemos en los puntos negros.