
Santo Domingo.-La sala Carlos Piantini del Teatro Nacional Eduardo Brito fue escenario, la noche del miércoles, de un encuentro emotivo entre José Luis Rodríguez (El Puma) y sus fieles seguidores dominicanos.
A sus 82 años, el ídolo venezolano ofreció un concierto íntimo, de impecable calidad artística, bajo la magistral dirección del maestro Amaury Sánchez y la producción de Vibra Production, de Billy Hasbún.
El espectáculo, que comenzó a las 8:45 de la noche y concluyó a las 10:10 p. m., mantuvo al público cautivado durante una hora y veinticinco minutos.
Aunque su salud le ha obligado a moderar la potencia de su voz y a permanecer sentado a lo largo de la presentación, El Puma demostró que sigue siendo un intérprete de categoría, capaz de transmitir emoción y fuerza con cada nota.

Un recorrido por sus grandes éxitos. Rodríguez interpretó 17 de sus temas más emblemáticos, en un recorrido musical que arrancó con “Dueño de nada” y cerró con el himno de hermandad “Agárrense de las manos”.
El repertorio incluyó piezas que marcaron generaciones y que fueron coreadas con entusiasmo por un público que se mantuvo de pie en varias ocasiones.
Los temas interpretados en total fueron: “Dueño de nada”, “Tendría que llorar por ti”, “Amante eterna”, “Atrévete”, “Por si volvieras”, “Bondad de Dios (solo piano)”, “Agradecido”, “Voy a conquistarte”, “Voy a perder la cabeza” y “Hay muchas cosas y qué se siente”. También, “De punta a punta”, “Culpable soy yo”, “Tengo derecho a ser feliz”, “Boca dulce boca”, “Pavo real”, “Agárrense de las manos”.

Reflexiones de vida
Más allá de la música, el concierto estuvo marcado por la cercanía del artista con su público. Entre canciones, Rodríguez compartió anécdotas, lanzó algunos chistes y, sobre todo, expresó su profundo agradecimiento a Dios por permitirle seguir en los escenarios.
“Yo disfruto tanto de esto, que esto es mi vida. No sé hasta dónde Dios me irá a premiar con esto. Los momentos hay que vivirlos y punto, esa es la felicidad”, afirmó el cantante, arrancando aplausos y ovaciones.
También reflexionó sobre los desafíos actuales de la sociedad, con especial énfasis en el valor de la familia: “La familia ha tenido muchos ataques últimamente, y debemos preservarla”, señaló con firmeza.
Un Puma reflexivo
Aunque los años y la salud han transformado la velocidad del Puma en la serenidad de un “jaguar moderado”, el artista dejó claro que la fuerza de su legado permanece intacta.
Su voz, ahora en un tono más contenido, continúa siendo capaz de estremecer corazones y de convertir cada tema en un viaje nostálgico y emotivo.
La presentación concluyó con “Agárrense de las manos”, coreada por los asistentes, sin un regreso al escenario, pero con la certeza de haber vivido un momento irrepetible.
Concierto
— Regreso
José Luis Rodríguez volvió a demostrar que en Santo Domingo siempre encuentra un público que lo recibe con amor, respeto y admiración. Una noche que confirmó que, aun sentado y reflexivo, El Puma sigue siendo un gigante de la canción latina.