La victoria el domingo 5 del Partido Revolucionario Moderno (PRM), con su candidato presidencial Luis Abinader, repetirá una fotografía que se ha estado registrado en las últimas elecciones de la región en las que un partido nuevo desplaza a partidos opositores históricos y ubica a un candidato emergente y crítico con el establishment a las puertas del gobierno dominicano.

En República Dominicana, el PRM podría repetir la hazaña de México donde una nueva formación, el Movimiento Regeneración Nacional (MORENA) que se formó en 2014, desplazó a los tres partidos que dominaban el tablero político desde los años 90: el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD).

Dicho fenómeno también se registró en Brasil con el Partido Social Liberal (PSL) liderado por un candidato proveniente de la periferia del sistema político, Jair Bolsonaro, que superó a las formaciones dominantes desde 1995: el Partido de los Trabajadores (PT) y el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB).

La victoria del PRM desplazará al partido opositor histórico de República Dominicana el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y al Partido de la Liberación Dominicana (PLD).

Al contemplar las elecciones del próximo domingo, desde una perspectiva latinoamericana, se observan como un nuevo capítulo de la tendencia político-electoral que ha cobrado una gran fuerza desde el 2017. En la mayoría de los comicios se ha registrado un voto de castigo al oficialismo ya sea con las victorias de candidatos opositores, con partidos históricos o con fuerzas emergentes.

En la República Dominicana, el voto de castigo podría imponerse a un partido con gran tradición, experiencia y recursos como es el PLD. La victoria del PRM podría fin a su período histórico (1996-2020).

Ya en década de los años 90 se acabó el tiempo de los caudillos históricos con la muerte de Peña Gómez y Juan Bosch; y el eclipse de Joaquín Balaguer. Luis Abinader terminará con los caudillismos dominantes de Leonel Fernández y Danilo Medina.

Abinader y su PRM, creado en 2014, se encuentra situado en la línea de partidos nuevos emergentes y críticos con las hegemonías tradicionales en la región. Los otros candidatos presidenciales, Leonel Fernández y Gonzalo Castillo representan a la élite política que ha gobernador la República Dominicana desde los años 90.

Cabe señalar que en las dos elecciones de la primera mitad de 2019 en la región se prolongó el voto de castigo al obtener el triunfo fuerzas opositoras, algunas con raíces históricas como Laurentino Cortizo del Partido Revolucionario Democrático (PRD) en Panamá o sin una larga tradición como la Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA), de Nayib Bukele en El Salvador.

En tanto, en la segunda mitad de 2019 la oposición triunfó en las elecciones presidenciales de Guatemala con Alejandro Giammattei, en Argentina con el regreso del kirchnerismo y en Uruguay, poniendo fin a 15 años de hegemonía del Frente Amplio.

Mientras que durante el período 2017-2019 el electorado ha votado más contra los gobiernos que por determinadas opciones ideológicas. En las 14 elecciones celebradas entre 2017 y 2019 hubo cinco triunfos oficialistas y nueve victorias opositoras: Chile, Colombia, México, Brasil, El Salvador, Panamá, Guatemala, Argentina y Uruguay.

No hubo un color uniforme, pues los triunfadores fueron las diferentes izquierdas en México, Panamá y Argentina; y las disímiles derechas en Chile, Brasil, Colombia, El Salvador, Guatemala y Uruguay.

En los últimos nueve comicios, entre junio de 2018 y noviembre de 2019, hubo ocho triunfos opositores y los gobiernos fueron duramente castigados. En El Salvador el FMLN pasó de ganar en 2014 a ser el tercero; en Panamá terminó cuarto con el 10 % del voto; y en México el PRI quedó a 30 puntos de MORENA o no lograron acceder a la segunda vuelta como en Colombia y Guatemala.