En el momento que redacto este escrito voy bordeando el Lago Enriquillo. Hace un momento salimos de Puerto Escondido y ahora nos dirigimos a El Limón, de ahí iremos a Jimaní y luego a La Descubierta, como parte de una visita a la provincia Independencia encabezada por el ministro de Economía Pavel Isa.
Vamos transitando entre cambrones, cayucos y guasábaras, en una zona “árida” y aparentemente con pocas posibilidades para la producción agrícola. Pero más allá de lo que uno puede ver, se encuentra un inmenso potencial agrícola y agroindustrial, que podría convertir a esta “desértica” zona en la huerta del Caribe.
El agua es uno de sus elementos más limitantes, pero esta provincia, así como la provincia de Bahoruco, tienen suficiente agua para, bien manejada, poner en producción cientos de miles de tareas.
La poca lluvia de esta zona, que históricamente ha sido su principal debilidad, es una de sus mayores virtudes para establecer un modelo agrícola de alta intensidad, productividad y rentabilidad. Los factores más difíciles de controlar en la agricultura son la lluvia y la humedad del aire. Aquí no hay mucha lluvia, pero hay suficiente agua, agua que ahora se pierde la mayoría.
El gobierno dominicano a través del Instituto para el Desarrollo del Sur (INDESUR) está llevando a cabo un importante plan de desarrollo de la provincia Independencia, donde también participa la Dirección de Tecnificación de Riego, el cual cambiará para siempre la realidad de esta zona, y sobre todo la realidad de la gente que vive aquí.
Un día, y no muy lejano, será difícil imaginar la pobreza que hoy existe en esta región.