El populismo nunca ha sido amigo del evangelio

El populismo nunca ha sido amigo del evangelio

El populismo nunca ha sido amigo del evangelio

Hoy en día nos deslumbramos con las multitudes, cosas con las que no necesariamente estoy en desacuerdo. Es bueno que más personas asistan a nuestras iglesias, eso significa que más son expuestas al Evangelio. La pregunta que debemos hacernos es la siguiente: ¿Qué hacemos una vez las tenemos en nuestras iglesias?  Es aquí donde está el meollo del asunto; si no logramos impactar esas vidas a través de la guianza y el discipulado, no formaremos creyentes sólidos. Entonces estamos más «enfocados en la masificación más que en la calidad.»
Los parámetros de éxito de las iglesias en éste tiempo son: La cantidad de personas que asisten a nuestras iglesias, cuán reconocidos somos los pastores, la calidad visual y técnica de los templos donde estamos, entre otros. Reitero que estas cosas no son malas en sí mismas; sí podemos tenerlas, ¡súper!, pero,… si el corazón de nuestro trabajo se enfoca en eso, estamos totalmente perdidos. Muchos de nosotros, persiguiendo esos aspectos “plásticos” de la iglesia, estamos descuidando aquello por lo cual daremos cuenta a Dios. Te recuerdo este texto: “a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre;” Col. 1:28 (Énfasis agregado).
También creo pertinente citar algunos pasajes que nos ayudan un poco en este aspecto:
Lucas 14:25-33
25 Grandes multitudes iban con él; y volviéndose, les dijo:
26 Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo.
27 Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.
28 Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla?
29 No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él,
30 diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar.
31 ¿O qué rey, al marchar a la guerra contra otro rey, no se sienta primero y considera si puede hacer frente con diez mil al que viene contra él con veinte mil?
32 Y si no puede, cuando el otro está todavía lejos, le envía una embajada y le pide condiciones de paz.
33 Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.
Notemos en estos versos, que las multitudes seguían al popular Jesús, sin embargo, Él se devuelve, y en vez de arengarlos y decirles que hacían lo mejor, les dice en pocas palabras lo siguiente:
Seguirme te puede causar problemas en tu familia.Seguirme es una lucha contra tí mismo y tus deseos, fuera de lo que yo entiendo útil. Piénsenlo bien, no vayan luego a arrepentirse.Renuncia a todo lo que posees para que me sigas.
¿Tú crees que era un mensaje populista? Si su objetivo hubiese sido la masificación de personas o el éxito que se persigue hoy en día, éste no hubiera sido el mensaje predicado por Cristo. Evidentemente su interés era otro, Él estaba enfocado en las personas, en su eternidad y en la eficacia de su promesa.
Otro pasaje interesante es el siguiente:
Juan 6:60-71
60 Al oírlas, muchos de sus discípulos dijeron: Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír?
61 Sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto, les dijo: ¿Esto os ofende?
62 ¿Pues qué, si viereis al Hijo del Hombre subir adonde estaba primero?
63 El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.
64 Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar.
65 Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre.
66 Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él.
67 Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros?
68 Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.
69 Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.
70 Jesús les respondió: ¿No os he escogido yo a vosotros los doce, y uno de vosotros es diablo?
71 Hablaba de Judas Iscariote, hijo de Simón; porque éste era el que le iba a entregar, y era uno de los doce.
**¿Cuál fue este mensaje tan fuerte que muchos de sus discípulos no le seguían más? Desde el versículo 22 del mismo capítulo inicia este entramado, pero, en el verso 27 se da lo siguiente:
«Dejad de trabajar por la comida que se acaba, pero, trabajad por la comida que permanece para la vida eterna, la comida que el Hijo del Hombre os dará; porque en Él, Dios el Padre ha puesto Su sello.»
Jesús ha iniciado un diálogo con los discípulos tal como con la mujer samaritana de Juan 5, logrando básicamente la misma reacción. En vez de: “dame de esa agua”, aquí es: “dame de ese pan”. En este caso el resultado no fue como en el capítulo 5, el resultado aquí fue decepcionante, si así queremos verlo. Cristo dijo verdades como: “Yo soy el maná”, “Yo estoy por encima de Moisés”, “Moisés habló de mí”; era muy fuerte para los oídos de ellos, sin embargo,  era la verdad. Jesús no escatimó la popularidad o el hacerse más relevante para ellos, Él les declaró la verdad.  Eso generó reacciones de parte de sus acólitos, lo vemos en el verso 60 del capítulo 6, consideraban la palabra dura. Imaginemos cómo sería en este tiempo; la gente lo consideraría muy radical, muy duro, muy conservador, poco incluyente, poco tolerante, poco “atractivo”… en fin, no era un mensaje popular, ni mercadológicamente atractivo. No se hizo esperar el costo de las palabras de Jesús, el verso 66 del mismo capítulo  6 anuncia que muchos se fueron. Esto sería un fracaso total en este tiempo, y más adelante le dice a sus íntimos que si querían irse también…
Cito estos pasajes para que reflexionemos en la realidad de este tiempo. Estamos más enfocados en forma que en fondo y estamos obteniendo el resultado que deja eso. Iglesias llenas, miles de personas en el “Evangelio” pero, no se evidencia un cambio de vida. A través de la historia vimos cómo la gente estaba dispuesta a entregar su vida por Cristo, hoy no estamos muy seguro de eso…
Bien dijo Green: “Decir que eres cristiano porque vas a la Iglesia, es como decir que eres hamburguesa porque vas a McDonalds” — Keith Green.
Dios te bendiga.