El poder y la política dominicana cuando baja el telón

El poder y la política dominicana cuando baja el telón

El poder y la política dominicana cuando baja el telón

Miguel Febles

Cuando Danilo Medina se encontró sentado en la colina más alta de la política dominicana surgió su personalidad de fondo, la que acompaña a cada quien y que a veces es mantenida bajo presión para que no perjudique los tratos con los otros.

Esto no es bueno ni es malo, todos somos así. Acaso podemos denominarlo fachada social.
Sus primeros esfuerzos estuvieron dirigidos contra Leonel Fernández —sin mencionarlo— con unas afirmaciones que desde entonces son parte del anecdotario político dominicano.

Refirió Medina el “cuento” de dos gallegos que se encontraron un maletín que creyeron lleno de dinero; cuando lo abrieron se dieron cuenta de que contenía sólo facturas de esas que dicen debo y pagaré.

Sus aprensiones no serían pequeñas cuando se preguntaron cómo se harían para pagarlas. Acababa de asumir las riendas de la administración pública y estaba diciendo el entonces presidente, que se encontraba maniatado por las deudas.

Medina se ocupó de nuevo de Fernández al presentar las memorias del gobierno el 27 de febrero de 2013 ante la Asamblea Nacional. El contrato con la Barrick Gold fue la corona de su exposición. A continuación el foco de la atención fue centrado en el entonces senador Félix Bautista, que había sido el titular de la OISOE, como una forma de golpear por un flanco al expresidente con la Procuraduría.

Era la segunda vez que Fernández, al salir de la Presidencia, encontraba dificultades con el nuevo huésped de Palacio. En el año 2000 había entregado el gobierno a Hipólito Mejía, que persiguió a varios de los colaboradores de su gobierno.

Cuando Hipólito salió del poder en 2004 empezó su ordalía política. En la ocasión el instrumento fue el Plan Renove, que dio con varios de sus colaboradores en la cárcel.

El 8 de octubre de 2020 el presidente Luis Abinader habló al país del cascarón que le habían entregado el 16 de agosto. Dijo, en la ocasión, sobre su antecesor: “La máxima dirección del PLD instauró un régimen político dedicado a la corrupción y a la impunidad”. Desde entonces el prestigio de Medina no ha dejado de recibir golpes, algunos de los cuales se han estrellado en su entorno familiar y político. Algunos dicen que duerme vestido y con zapatos puestos.

Leonel Fernández también ha cogido lo suyo de una administración con la que algunos creen que colabora. Parece que es cierto, porque de momento sólo se le ha pegado el torpedo de la revisión del Peaje Sombra.

Las mellas al prestigio —inclusive a través de los tribunales— no es una forma nueva de la política dominicana. La usó Lilís contra Luperón y cuando Salvador Jorge Blanco entregó el poder a Joaquín Balaguer, en agosto de 1986, no tenía idea de los pedales que tendría que dar para cruzar el fango del Ozama en bicicleta.



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