El poco conocido mundo de los «narcos gringos»

¿Cómo se imagina a un narcotraficante de Estados Unidos?
Para muchos, casi siempre la primera imagen es un personaje de piel morena, con camisa de seda, sombrero, botas vaqueras y joyas ostentosas.
Pero la apariencia de los traficantes estadounidenses es muy distinta.
En general se trata de personas de tez blanca, con ojos azules, vestidos con ropa casual o deportiva.
También hay madres de familia, a veces con hijos pequeños, y muchas veces negociantes o empresarios locales.
Son personas discretas, que no despiertan sospechas de la policía y muchas veces tampoco de sus vecinos o amigos.
El negocio incluye, además, a pandillas locales o delincuentes menores.
Esta es la realidad del narcotráfico en Estados Unidos y que revela el libro Narcos Gringos, del periodista Jesús Esquivel.
El documento muestra las redes que distribuyen drogas como marihuana, cocaína, anfetaminas y heroína en casi todas las ciudades de ese país.
Y a diferencia de la percepción de la mayoría de los estadounidenses, reflejada en los medios de comunicación, el problema no son sólo los carteles mexicanos.
«Una vez que cruzan la frontera las drogas no se venden solas, no se reparten solas», dice el autor a BBC Mundo.
«No es tan fácil como bajar a la frontera, alguien tiene que repartirlas, empaquetarlas, transportarlas».
Y ese «alguien» suelen ser ciudadanos estadounidenses.
Independientes

Muchos en América Latina, y en México especialmente, están convencidos de que los verdaderos grandes capos de las drogas se encuentran en Estados Unidos.
Pero eso no es tan cierto, asegura Jesús Esquivel, quien ha sido corresponsal del semanario Proceso en ese país por varios años.
Actualmente en EE.UU. no existen grandes carteles como los mexicanos o colombianos.
Tampoco, como sucede en Latinoamérica, los traficantes operan para una sola organización.
De hecho los distribuidores locales son independientes, y pueden trabajar con carteles distintos o con varios al mismo tiempo, según se explica en el libro.
El vínculo con las grandes organizaciones de las drogas es comercial, sujeto incluso a las variaciones del mercado.
Sin embargo, las organizaciones mexicanas son la base central de todas las operaciones del tráfico en Estados Unidos.
«Muchos ni siquiera saben para qué grupo mexicano están trabajando, pero sin los carteles de América Latina y los mexicanos para ser específicos, los narcos gringos no existirían», afirma Esquivel a BBC Mundo.
«Sin las rutas que conocen los carteles mexicanos, su sistema de transporte y sin la técnicas de cómo distribuir, empaquetar y dividir las drogas no podrían funcionar ni ser tan exitosos como son».
Aunque en Estados Unidos operan varias organizaciones de narcotráfico, en los últimos años la que ha cobrado más fuerza es el Cartel de Sinaloa.
El grupo fundado entre otros por Joaquín Guzmán Loera, «El Chapo», es el principal proveedor de heroína, marihuana y anfetaminas según autoridades de ese país.

«Los brokers»
¿Cómo se realiza el tráfico de drogas en Estados Unidos?
Según el libro, el papel central en todas las operaciones es el de los llamados»brokers» o intermediarios.
Estos personajes contactan a los carteles proveedores, generalmente mexicanos, y se encargan de la mayor parte de la ruta que siguen las drogas en territorio estadounidense.
Una operación típica empieza cuando los cargamentos cruzaron exitosamente la frontera con México.
Los «brokers» buscan bodegas o casas para guardarlos, y a veces también contactan a los dueños de ranchos en la frontera con los capos mexicanos para acordar el libre paso de su mercancía.
En caso necesario consiguen personas que les ayuden a empaquetar o seleccionar la droga, así como para resguardar el cargamento.
Según las autoridades de esta labor suelen encargarse pandillas locales.
El siguiente paso es mover los paquetes a su destino.
Para eso los brokers contratan a choferes de camiones de carga, o personas que utilizan sus autos particulares para el transporte.
La droga se entrega al responsable de una ciudad, pueblo o barrio determinado, quien a su vez la envía a los distribuidores de cada calle.
En este punto el intermediario recibe el pago de la mercancía, aunque en algunos casos puede esperar a que las ventas se realicen en las calles.
Pero en todo este proceso el broker es quien responde por la mercancía: si el cargamento es confiscado de todos modos debe pagar su valor al cartel.
Hay pocas alternativas. Si no lo hace el castigo es la muerte.
También puede denunciar al proveedor ante las autoridades, lo cual implica enfrentar un juicio y un radical cambio de vida.
Una opción más es aliarse con otra organización que le proteja. Al final, sin embargo, el resultado es el mismo.
