El plan de seguridad

El plan de seguridad

El plan de seguridad

El ministro de Interior y Policía se ha tomado muy en serio el desafío que representan la violencia y la inseguridad en el día a día de los dominicanos.

Un plan dirigido al desarme que sería puesto en marcha el fin de semana pasado fue pospuesto para junio y mientras el hacha va y viene el ministro Jesús Vásquez Martínez socializa la iniciativa y busca apoyos.

Ayer fue difundida la información de que en estos esfuerzos el alto funcionario se reunió con los integrantes de la Conferencia del Episcopado Dominicano, órgano colegiado de dirección de la iglesia católica dominicana y, de acuerdo con los términos del documento entregado a la prensa, obispos y arzobispos mostraron su respaldo al proyecto.

Se trata de la denominada Estrategia Integral de Seguridad Ciudadana “Mi País Seguro”, con la que se pasea el ministro en busca del respaldo que se necesita para llevar a buen término una empresa como esta.

Todos queremos vivir en un país seguro frente a los desafíos de la naturaleza, de la geopolítica y de la delincuencia, que es en estos tiempos en gran medida de naturaleza internacional, porque también el delito y las denominadas anomias se internacionalizan y se apoyan en las nuevas tecnologías.

El crimen, en realidad, no reconoce fronteras y una muestra de ello es el narcotráfico, y el denominado ciberdelito, todos males de los que la población sana, la que debe salir cada día a la calle a codearse con desconocidos, o exponerse en las denominadas redes sociales, espera que el gobierno los proteja.

En el Ministerio de Interior y Policía ponen énfasis en estos días en un plan de desarme, a nuestro juicio no muy bien comprendido, en el que Vásquez Martínez pone gran empeño. Al parecer los miembros de la Conferencia del Episcopado han mostrado su respaldo a estas ideas anunciadas para ser puestas en práctica a partir del día 5 de junio desde el barrio Cristo Rey, del Distrito Nacional.

En esta tarea, sin embargo, necesitará mucho más que la bendición de las iglesias. Le hará falta una buena dosis de confianza de parte de la población, que ha visto pasar ante sus ojos muchos planes de seguridad.