En la actualidad, el periodismo enfrenta una tarea monumental: salvarse a sí mismo. Este noble y desafiante oficio está siendo atacado por individuos que no poseen la formación ni el compromiso propios de los verdaderos periodistas, pero que una parte significativa de la población identifica erróneamente como tales, sin entender que su principal motivación es la búsqueda del “like”, la audiencia o la monetización rápida.
Ha surgido una especie de «parásitos» que se alimenta de la ignorancia generada por las deficiencias educativas que persisten en la sociedad, deficiencias que lamentablemente no han sido abordadas ni en las escuelas ni en los hogares.
Estos individuos, que han infiltrado los medios de comunicación, representan una grave amenaza, tal como ha sido identificado por el Foro Económico Mundial, considerándolo uno de los principales desafíos que enfrenta la humanidad en la actualidad.
El periodismo está siendo asediado por los mercenarios de la desinformación, quienes están dispuestos a causar cualquier tipo de daño a la sociedad o a individuos particulares a cambio de obtener unos cuantos «likes» contaminados.
El problema se agrava debido a que estos impostores se presentan como periodistas, aunque carezcan de la formación y la ética necesarias para ejercer este noble oficio, simplemente porque utilizan medios de comunicación para difundir sus mensajes, aunque estos carezcan por completo de la integridad y la veracidad que caracterizan al periodismo auténtico.
Es crucial entender que estos individuos no son periodistas y no practican el periodismo genuino; sin embargo, están contribuyendo al deterioro y la degradación de la profesión periodística.
El periodismo se encuentra en peligro, y su salvación sólo vendrá a través de la persistencia en practicar un buen periodismo.